domingo, 29 de abril de 2012

El cambio de imagen de Benedicto XVI


El papa a través de la mirada de los vaticanistas

Por H. Sergio Mora
ROMA, martes 24 abril 2012 (ZENIT.org).- De una desconfianza inicial a un gran interés. Benedicto XVI es un papa que mejoró notablemente su imagen. De una figura mediatica inicial que lo presentaba como el panzer cardinal, un rottweiler de la fe, a la realidad de hoy: un intelectual gentil y humilde que aprendió a moverse entre la gente, una figura paterna que se ha hecho querer. Un reformador que no ha perdido nunca de vista su finalidad: la de anunciar  a Cristo al mundo y acercar a todos a la Iglesia. Un papa que enfrentó en primera línea y sin esconderse problemas tremendos como el de los abusos sexuales, ganándose así muchos enemigos.
Esta es la imagen que se desprende de algunas entrevistas que ZENIT realizó a varios corresponsales y vaticanistas que siguen el pontificado de Benedicto XVI, incluso si algunos de ellos consideran que la dificultad de comunicar aún persiste. A continuación les presentamos algunos testimonios recogidos por ZENIT.
Giovanna Chirri, vaticanista de la agencia italiana ANSA.
“Este papa es un teólogo que si bien se volvió reformador, nunca perdió de vista su finalidad: anunciar Cristo al mundo. Se encontró con un montón de problemas, baste pensar a los casos de pedrastria y a la reforma financiera. Intervino con decisión. También la fuga de noticias y aquí intervino dentro de lo que se podía hacer. En su predicación de estos últimos días y en la semana santa, me parece evidente que la finalidad principal ha sido la de difundir la fe y que el mundo sea capaz de anunciar a Cristo”.
Federic Mounier, enviado permanente del cotidiano francés La Croix en Roma.
“He descubierto aquí en Roma una realidad diversa sobre Benedicto de lo que es su imagen en Francia. Este papa no es el panzer cardinal, sino un intelectual humilde, muy atento a escuchar a la gente, pero temo que su posición no sea debidamente escuchada hoy porque está afuera de las reglas habituales de la comunicación mediática. Porque él habla en profundidad, porque es un intelectual.
Se toma el tiempo necesario para pensar, no se basa en las emociones. Por lo tanto su pensamiento es muy interesante pero lejano de la capacidad de la gente. Creo sea un gran desafío de su pontificado.
Juan Lara, de la agencia EFE.
“Personalmente tuve siempre más o menos la misma percepción sobre Benedicto XVI, porque siempre he seguido el Vaticano, pero ciertamente ha habido un cambio. O sea, al inicio de su pontificado se le veía como una persona demasiado seria, ortodoxa, conservadora. Pero con los hechos ha demostrado que es una persona amable con un pensamiento social bastante avanzado. Un hecho significativo durante su pontificado vino a flote: los casos de los abusos sexuales y la pedrastria. El papa afrontó el caso incluso poniéndose mucha gente en contra, pero no le importó con tal de hacer limpieza, y esto es significativo. El enfrentó el escándalo en primera línea”.
Patricia K. Thomas APTN. Associate Press Television News.
Como periodista lo veo desde cerca, creo que haya cambiado desde el inicio del pontificado porque es un hombre humilde y dispuesto a escuchar. Si me piden como lo ven en Estados Unidos, en estos días con el caso de un grupo de monjas americanas hubo una rabia que se desahogó via internet contra él y el Vaticano. Quien no frecuenta la misa piensa que quiera llevar a la Iglesia hacia atrás, que escuche más a los lefebvrianos que a las monjas americanas. Cuando fue a Estados Unidos en cambio subió su imagen, hablo contra la pederastia, etc. En cambio ahora está creciendo un poco la hostilidad”. 
Salvatore Izzo, vaticanista de la agencia italiana AGI.
“Benedicto XVI está adquiriendo una figura paterna que antes no tenía. Es como cuando una persona no tiene hijos y vive en un condominio: todos los ruidos le dan fastidio. Después con el tiempo llegan los hijos y las cosas cambian. El está haciendo un gran esfuerzo para acercar a todos a la Iglesia, no solamente a los tradicionalistas pero también a otros movimientos más innovadores. Podría no parecer así pero es esto”.
Maarten Lulof van Aalderen, corresponsal del cotidiano holandés De Telegraaf.
“La percepción que la gente tenía de Benedicto XVI al inicio de su pontificado no ha cambiado para nada. Desde el punto de vista mediático era un papa profesor, esta era la idea y esta ha quedado. Un papa que aún encuentra dificultad para comunicar con la gente. No ha resuelto para nada este problema”.
Elisabetta Piqué, corresponsal en Italia del diario argentino La Nación
“Benedicto XVI sin tener el carisma de Juan Pablo II, logró soltarse un poco en público, antes no osaba tocar a nadie, ahora abraza a los bebés y los acaricia. Creo ya aprendió a manejarse con las masas. El aprendió a hacerse querer en cualquier parte adonde vaya, por ejemplo pienso en su último viaje a Cuba, en donde nadie entra en una iglesia, aquí se hizo querer, para no hablar de México. Cuando subió al papado estaba esta imágen mediática de un rottweiler, de un inquisidor. Cada vez que hubo un traspiés de comunicación él lo reconoció y demostró ser un papa con una personalidad muy amable, un intelectual pero muy humilde.
Andrés  Beltramo, vaticanista en Italia de la agencia mexicana Notimex.
“Ha cambiado la percepción que la gente tenía sobre él, y sus viajes en varios países aceleraron esto. En el último viaje a México por ejemplo, al inicio la gente no lo conocía, particularmente porque -por así decir- quedaba debajo de la sombra de Juan Pablo II y había un gran interrogante sobre su persona. En cambio cuando lo conocieron personalmente se registró un cambio de actitud. Aquí los medios hablaron sobre él, a veces lo critican o reflexionan sobre el entusiasmo popular, pero es un hecho tempo temporal que pasa. En cambio él entra cuando la gente lo pudo ver y por lo tanto se queda con una percepción diversa de lo que cuentan los medio”.
Alessandro Speciale, corresponsal vaticano de UCA News, Religion News y Vatican Insider.
“Benedicto XVI se encontró delante a un desafío, una crisis, no seguramente sobre la cual él habría imaginado de construir su pontificado. Hablo de la pedrastría y los abusos sexuales.  Y él delante de esta crisis supo dar la respuesta en a la altura de las circunstancias, lo que quizás muchos hombre al interno de la Iglesia no habrían sabido dar, pero habrían dado una respuesta instintiva: “el mundo ataca a la Iglesia”. En cambio este papa se dio cuenta que era un mal que estaba adentro y por lo tanto iba extirpado. Esto ha marcado su pontificado. Un desafío que no es esperaba pero al cual respondió estando a la altura de las circunstancias”.
                                                                         El Buen Pastor da su vida por sus ovejas

jueves, 19 de abril de 2012

...el recogimiento interior...

Me parece que mi misión en el cielo va a consistir en traer las almas al
recogimiento interior, ayudándolas a salir de sí mismas, para unirse con Dios por
medio de un sencillísimo impulso de amor; procurando mantenerlas de continuo en
ese profundo silencio del corazón que permite a Dios imprimirse en ellas y
transformarlas en Sí.
El alma que se habitúa a vivir bajo la mirada de Dios, se halla revestida de su
misma fortaleza. Es valiente aun en medio del sufrimiento.
¡Ah, quisiera decirle a todas las almas la fuente de fortaleza, de paz y de felicidad
que encontrarían, Sor Isabel de la Santísima Trinidad.

martes, 17 de abril de 2012

LAS CAUTELAS San Juan de la Cruz

LAS CAUTELAS San Juan de la Cruz
 INSTRUCCIÓN Y CAUTELAS1. El alma que quiere llegar en breve al santo recogimiento, silencio espiritual, desnudez y pobreza de espíritu, donde se goza el pacífico refrigerio del Espíritu Santo, y se alcanza unidad con Dios, y librarse de los impedimentos de toda criatura de este mundo, y defenderse de las astucias y engaños del demonio, y libertarse de si mismo, tiene necesidad de ejercitar los documentos siguientes, advirtiendo que todos los daños que el alma recibe nacen de los enemigos ya dichos, que son: mundo, demonio y carne.
2. El mundo es el enemigo menos dificultoso: el demonio es más oscuro de entender; pero la carne es más tenaz que todos, y duran sus acometimientos mientras dura el hombre viejo.
3. Para vencer a uno de estos enemigos es menester vencerlos a todos tres; y enflaquecido uno, se enflaquecen los otros dos, y vencidos todos tres, no le queda al alma más guerra.
 CONTRA EL MUNDO
 4. Para librarte perfectamente del daño que te puede hacer el mundo, has de usar de tres cautelas.
 Primera cautela.
 5. La primera es que acerca de todas las personas tengas igualdad de amor e igualdad de olvido, ahora sean deudos ahora no, quitando el corazón de éstos tanto como de aquéllos y aun en alguna manera más de parientes, por el temor de que la carne y sangre no se avive con el amor natural que entre los deudos siempre vive, el cual conviene mortificar para la perfección espiritual. Tenlos todos como por extraños, y de esa manera cumples mejor con ellos que poniendo la afición que debes a Dios en ellos.
6. No ames a una persona más que a otra, que errarás; porque aquel es digno de más amor que Dios ama más, y no sabes tú a cuál ama Dios más. Pero olvidándolos tú igualmente a todos, según te conviene para el santo recogimiento, te librarás del yerro de más y menos en ellos.
No pienses nada de ellos, no trates nada de ellos, ni bienes ni males, y huye de ellos cuanto buenamente pudieres, y si esto no guardas, no sabrás ser religioso, ni podrás llegar al santo recogimiento ni librarte de las imperfecciones. Y si en esto te quisieres dar alguna licencia, o en uno o en otro te engañará el demonio, o tú a ti mismo, con algún color de bien o de mal.
En hacer esto hay seguridad, y de otra manera no te podrás librar de las imperfecciones y daños que saca el alma de las criaturas.
 Segunda cautela.
 7. La segunda cautela contra el mundo es acerca de los bienes temporales; en lo cual es menester, para librarse de veras de los daños de este género y templar la demasía del apetito, aborrecer toda manera de poseer y ningún cuidado le dejes tener acerca de ello: no de comida, no de vestido ni de otra cosa criada, ni del día de mañana, empleando ese cuidado en otra cosa más alta, que es en buscar el reino de Dios, esto es, en no faltar a Dios; que lo demás, como Su Majestad dice, nos será añadido (Mt. 6, 33), pues no ha de olvidarse de ti el que tiene cuidado de las bestias. Con esto adquirirás silencio y paz en los sentidos.
 Tercera cautela.
 8. La tercera cautela es muy necesaria para que te sepas guardar en el convento de todo daño acerca de los religiosos; la cual, por no la tener muchos, no solamente perdieron la paz y bien de su alma, pero vinieron y vienen ordinariamente a dar en grandes males y pecados. Esta es que guardes con toda guarda de poner el pensamiento y menos la palabra en lo que pasa en la comunidad; qué sea o haya sido ni de algún religioso en particular, no de su condición, no de su trato, no de sus cosas, aunque más graves sean, ni con color de celo ni de remedio, sino a quien de derecho conviene, decirlo a su tiempo; y jamás te escandalices ni maravilles de cosas que veas ni entiendas, procurando tú guardar tu alma en el olvido de todo aquello.
9. Porque si quieres mirar en algo, aunque vivas entre ángeles, te parecerán muchas cosas no bien, por no entender tú la sustancia de ellas. Para lo cual toma ejemplo en la mujer de Lot (Gn. 19, 26), que porque se alteró en la perdición de los sodomitas volviendo la cabeza a mirar atrás, la castigó el Señor volviéndola en estatua y piedra de sal. Para que entiendas que, aunque vivas entre demonios, quiere Dios que de tal manera vivas entre ellos que ni vuelvas la cabeza del pensamiento a sus cosas, sino que las dejes totalmente, procúranlo tú traer tu alma pura y entera en Dios, sin que un pensamiento de eso ni de esotro te lo estorbe.
Y para esto ten por averiguado que en los conventos y comunidades nunca ha de faltar algo en qué tropezar, pues nunca faltan demonios que procuren derribar los santos, y Dios lo permite para ejercitarlos y probarlos.
Y, si tú no te guardas, como está dicho, como si no estuvieses en casa, no sabrás ser religioso, aunque más hagas, ni llegar a la santa desnudez y recogimiento, ni librarte de lo daños que hay en esto; porque no lo
haciendo así, aunque más buen fin y celo lleves, en uno en otro te cogerá el demonio y harto cogido estás cuando ya das lugar a distraer el alma en algo de ello; y acuérdate de lo que dice el apóstol Santiago: Si alguno piensa que es religioso no refrenando su lengua, la religión de éste vana es (1, 26). Lo cual se entiende no menos de la lengua interior que de la exterior.
 CONTRA EL DEMONIO
 10. De otras tres cautelas debe usar el que aspira a la perfección para librarse del demonio, su segundo enemigo. Para lo cual has de advertir que, entre las muchas astucias de que el demonio usa para engañar a los espírituales, la más ordinaria es engañarlos debajo de especie de bien y no debajo de especie de mal; porque sabe que el mal conocido apenas lo tomarán. Y así siempre te has de recelar de lo que parece bueno, mayormente cuando no interviene obediencia. La sanidad de esto es el consejo de quien le debes tomar.
 Primera cautela.
 11. Sea la primera cautela que jamás, fuera de lo que de orden estás obligado, te muevas a cosa, por buena que parezca y llena de caridad, ahora para ti, ahora para otro cualquiera de dentro y fuera de casa, sin orden, de obediencia. Ganarás en esto mérito y seguridad: excúsaste de propiedad y huyes el daño y daños que no sabes, que te pedirá Dios en su tiempo, y si esto no guardas en lo poco y en lo mucho, aunque más te parezca que aciertas, no podrás dejar de ser engañado del demonio o en poco o en mucho. Aunque no sea más que no regirte en todo por obediencia, ya yerras culpablemente, pues Dios más quiere obediencia que sacrificios (1 Re. 15, 22), y las acciones del religioso no son suyas, sino de la obediencia, y si las sacare de ella, se las pedirán como perdidas.
 Segunda cautela.
 12. La segunda cautela sea que jamás mires al prelado con menos ojos que a Dios, sea el prelado que fuere, pues le tienes en su lugar; y advierte que el demonio mete mucho aquí la mano. Mirando así al prelado es grande la ganancia y aprovechamiento, y sin esto grande la pérdida y el daño. Y así con grande vigilancia vela en que no mires en su condición, ni en su modo, ni en su traza, ni en otras maneras de proceder suyas; porque te harás tanto daño que vendrás a trocar la obediencia de divina en humana, moviéndote no te moviendo sólo por los modos que ves visibles en el prelado, y no por Dios invisible, a quien sirves en él. Y será tu obediencia vana o tanto más infructuosa cuanto más tú, por la adversa condición del prelado, te agravas o por la buena condición te aligeras. Porque dígote que mirar en estos modos a grande multitud de religiosos tiene arruinados en la perfección, y sus obediencias son de muy poco valor delante de los ojos de Dios, por haberlos ellos puesto en estas cosas acerca de la obediencia.
Si esto no haces con fuerza, de manera que vengas a que no se te dé más que sea prelado uno que otro, por lo que a tu particular sentimiento toca, en ninguna manera podrás ser espiritual ni guardar bien tus votos.
 Tercera cautela.
 13. La tercera cautela, derechamente contra el demonio, es que de corazón procures siempre humillarte en la palabra y en la obra, holgándote del bien de los otros como del de ti mismo y queriendo que los antepongan a ti en todas las cosas, y esto con verdadero corazón. Y de esta manera vencerás en el bien el mal (Rm. 12, 21), y echarás lejos el demonio y traerás alegría de corazón Y esto procura ejercitar más en los que menos te caen en gracia. Y sábete que si así no lo ejercitas, no llegarás a la verdadera caridad ni aprovecharás en ella.
Y seas siempre más amigo de ser enseñado de todos que querer enseñar aun al que es menos que todos.
 CONTRA SÍ MISMO Y SAGACIDAD DE SU SENSUALIDAD
 14. De otras tres cautelas ha de usar el que se ha de vencer a si mismo y su sensualidad, su tercer enemigo.
 Primera cautela.
 15. La primera cautela sea que entiendas que no has venido al convento sino a que todos te labren y ejerciten. Y así, para librarte de todas las turbaciones e imperfecciones se te pueden ofrecer acerca de las condiciones y trato de los religiosos y sacar provecho de todo acaecimiento, conviene que pienses que todos son oficiales que están en el convento para ejercitarte, como a la ver dad lo son, y que unos te han de labrar de palabra, otros de obra, otros de pensamientos contra ti, y que en todo esto tú has de estar sujeto, como la imagen lo está ya al que la labra, ya al que la pinta, ya al que la dora.
Y si esto no guardas, no sabrás vencer tu sensualidad y sentimientos, ni sabrás haberte bien en el convento con los religiosos, ni alcanzarás la santa paz, ni te librarás de muchos tropiezos y males.
 Segunda cautela.
 16. La segunda cautela es que jamás dejes de hacer las obras por la falta de gusto o sabor que en ellas hallares, si conviene al servicio de Dios que ellas se hagan. Ni las hagas por solo el sabor y gusto que te dieren sino conviene hacerlas tanto como las desabridas, porque sin esto es imposible que ganes constancia y que venzas tu flaqueza.
 Tercera cautela.
 17. La tercera cautela sea que nunca en los ejercicios el varón espiritual ha de poner los ojos en lo sabroso de ellos para asirse de ello y por sólo aquello hacer los tales ejercicios, ni ha de huir lo amargo de ellos, antes ha de buscar lo desabrido y trabajoso de ellos y abrazarlo, con lo cual se pone freno a la sensualidad. Porque de otra manera, ni perderás el amor propio ni ganarás amor de Dios.
*** *** ***

domingo, 15 de abril de 2012

Domingo de la Divina Misericordia.


Como descansar en el Corazón de Jesús"Hija mía, observa fielmente las palabras que te voy a decir: no valores demasiado ninguna cosa exterior, aunque te parezca muy preciosa.

Olvídate de ti misma y permanece continuamente Conmigo.

Confíame todo y no hagas nada por tu cuenta y tendrás siempre una gran libertad de espíritu; ninguna circunstancia ni acontecimiento llegará a perturbarte.

No prestes mucha atención a lo que dice la gente, deja que cada uno te juzgue según le guste.

No te justifiques eso no te causará daño.

Dalo todo a la primera alusión de petición, aunque fueran las cosas mas necesarias; No pidas nada sin consultarme.

Deja que te quiten incluso lo que te mereces; la estima, el buen nombre; que tu espíritu esté por encima de todo esto.

Y así liberada de todo, descansa junto a Mi Corazón, no permitas que nada turbe tu paz.

Discípula analiza las palabras que te he dicho".

 

(Diario # 1685, de Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Misericordia Divina)



¿Por qué es tan fácil hablar mal?


¿Por qué es tan fácil hablar mal?
También resulta muy fácil albergar rencores, promover sospechas, ahogarse en envidias, lanzar ataques llenos de rabia y de cobardía a los cercanos o a los lejanos
Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net

Hablar mal de otros es sumamente fácil. Basta con poner en la mira a un personaje de la vida política, económica, deportiva, cultural, religiosa, y lanzar palabras acusatorias, normalmente adecuadas a cada ámbito.

Imaginemos, por ejemplo, que se trata de hablar mal de un banquero. El detractor supondrá que tiene las cuentas sucias, que roba, que engaña. Como maneja dinero, las críticas irán a otros ámbitos: seguramente el banquero se permitirá una vida licenciosa, será infiel a su esposa, engañará a sus amigos, sobornará a los políticos. Además, el mundo de las financias está lleno de personas que pertenecen a sociedades secretas. ¿Será un masón o miembro de otra organización más o menos secreta?

Las sospechas se suceden con facilidad. Si, además, ya ha habido alguna noticia o insinuación en la prensa sobre la persona en cuestión, todo está claro y “probado”: las acusaciones tienen un soporte seguro, el amigo de las críticas crece en su aplomo a la hora de atacar una y otra vez al banquero declarado ladrón.

El mecanismo que lleva a hablar mal parece, por lo tanto, muy sencillo, fácil, asequible a la gran mayoría de la gente. Pueden hablar mal casi todos: un joven de sus profesores universitarios; un trabajador de sus jefes o de sus compañeros; un político de los políticos del otro partido o de algún colaborador al que hay que tumbar para “ascender”; un periodista de sus directores o de otras personas; un futbolista de su entrenador (o del entrenador del equipo contrincante); una persona cualquiera de las personas de otras razas, o de otras nacionalidades, o de otras culturas, o de otras religiones.

Detrás de todos los ataques verbales se esconde un mecanismo psicológico que muestra cómo la violencia de las palabras tiene una base muy frágil. Porque una antipatía, o una actitud hostil, o el miedo a la competencia, o la sospecha patológica, son suficientes para lanzar críticas envenenadas, pero no para mejorar como personas, para respetar la justicia, para conocer los hechos tal como ocurrieron, para defender a los inocentes y acusar a los verdaderos culpables.

La fragilidad de la base no destruye lo fácil que resulta hablar mal de otros. La sociedad permite muchos modos y situaciones que llevan a formular juicios, ofrecer opiniones, redactar textos de ataque. El mundo de internet facilita aún más las críticas gracias al anonimato (no siempre bien garantizado) en el que se amparan muchos para lanzar críticas despiadadas o incluso calumnias sumamente injustas.

Es, por lo tanto, fácil, muy fácil, hablar mal. Más fácil que robar, precisamente porque existen pocos mecanismos para perseguir las mentiras, y porque en algunos ambientes se ha exaltado hasta el absurdo la “libertad de expresión”, como una especie de patente para decir todo tipo de falsedades, difamaciones y calumnias.

Lo que no resulta tan fácil es sanar las raíces que llevan a críticas mordaces, a despellejar al prójimo con palabras despiadadas. Si al menos abriésemos los ojos al daño que puede provocar en los criticados las palabras que formulamos contra ellos; si pudiéramos sospechar que hay críticas capaces de destruir vidas frágiles, de desintegrar matrimonios, de provocar depresiones... quizá pensaríamos dos veces las cosas antes de lanzar acusaciones gratuitas o calumnias despiadadas.

Desde un grito del alma, santa Faustina Kowalska explicaba cómo “en la lengua está la vida, pero también la muerte. Y a veces con la lengua asesinamos, cometemos auténticos homicidios” (Diario n. 119).

Por eso Santiago, en su carta, advertía a los primeros cristianos sobre los peligros de la lengua: “en cambio ningún hombre ha podido domar la lengua; es un mal turbulento; está llena de veneno mortífero. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios; de una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así” (St 3,8-10).

Hay que reconocerlo: resulta muy fácil hablar mal, porque también resulta muy fácil albergar rencores, promover sospechas, ahogarse en envidias, lanzar ataques llenos de rabia y de cobardía a los cercanos o a los lejanos.

Ante el grave riesgo de pecar gravemente con la lengua hasta el punto de destruir la fama de inocentes, podemos dirigir una oración humilde a Dios para que limpie nuestro corazón de toda envidia y malquerencia, para que nos haga justos, para que nos acerque al amor que se construye sobre la verdad y el respeto.

Así será posible reconocer, con humildad y con justicia, que sólo Dios sabe lo que hay en el interior de cada hombre, y que los demás deben ser tratados con el amor y el respeto que merecen en cuanto creaturas y compañeros de camino en el viaje común que nos lleva, si somos buenos, al encuentro eterno con un Dios que ama a todos.

...el oficio de consolar...

"Con gran devoción y nueva profundidad de sentimientos, también yo esperaba y pedí esto a Dios que se me concediera finalmente ser el siervo y ministro de Cristo el consolador, el ministro de Cristo el ayudador, el ministro de Cristo el redentor, el sanador, el libertador, el enriquecedor Así sucedería que yo también podría, por su medio, ayudar a muchos, a consolarlos, librarlos, darles fortaleza, iluminarles no sólo en su espíritu sino también en sus cuerpos y traerles también otras ayudas para el cuerpo y para el alma de todos y cada uno de mis vecinos"
Pedro Fabro, jesuita

domingo, 8 de abril de 2012

Ha resucitado. (Tomas Merton)

Vayamos hoy con fe
al banquete del Cordero,
del Salvador resucitado,
al pan de vida,
que no es alimento de muertos,
sino el verdadero y resucitado
Cuerpo de Cristo.
Quien se encuentre
con Cristo resucitado
en el banquete
de su Cuerpo y de su Sangre
vivirá para siempre.
Venid,
pueblo de Dios,
nuestro Cristo pascual
ha sido sacrificado,
y, al compartir su banquete
¡pasamos con Él
de la muerte a la vida!
Ha resucitado…
va delante de nosotros
a su Reino. ¡Aleluya!

THOMAS MERTON

“HE IS RISEN”
Argus Communications, Niles, Illinois
1975
Viaceli:
Pascua de 2007
 El triduo pascual y su significación
La pascua de los primitivos cristianos, entremezclada con la experiencia de la comunidad apostólica, giraba en torno a una sola celebración. El criterio místico de la concentración dominaba sobre el cronológico de los tres días, que se impuso más adelante. La pascua era la gran celebración nocturna de la noche, de tal manera que hasta finales del s. ni era la única fiesta anual. Su celebración concentraba la unidad de la historia de salvación desde la creación a la parusía.
Pronto esta vigilia pascual fue precedida de uno o más días de ayuno, los cuales se transformaron progresivamente en el triduo del viernes, sábado y domingo, dedicados, respectivamente, a la muerte, sepultura y resurrección del Señor. El paso presuponía ya una aceptación del domingo después del 14 de nisán como el día de pascua.
El triduo pascual, vislumbrado ya en Orígenes, nos lo descubre no como una indicación cronológica, sino de sentido teológico y litúrgico. Comentando Os 6,2, dice: Prima die nobis passio Salvatoris est et secunda, qua descendit in infernum, tertia autem resurrectionis est dies, añadiendo unas líneas más abajo la expresión el misterio del tercer día.
Una celebración de los días anteriores a la vigilia pascual, consistente en el ayuno, la encontramos en Tertuliano, y supone una costumbre arraigada. Fundamenta la práctica, como los únicos días, solos legitimos ieiunorum, prescritos por el evangelio, para el momento que el esposo será quitado; estos ayunos empiezan el viernes dicamus et ieiuniis parascevem.
A principios del s. iii el ayuno del triduo, según la Tradición Apostólica y un poco después en la Didascalia de los Apóstoles, donde se puede leer parascevem tamen et sabbatum integrum ieiunate, nos resultan más conocidos.
Llegados al s. iv, encontramos una formulación teológica litúrgica bien precisa del triduo sacro. En san Ambrosio podemos leer: "Triduo en el que ha sufrido, ha reposado y ha resucitado el que pudo decir destruid este templo y en tres días lo reedificaré". Entre otras escogemos la conocida expresión de Agustín por su tan adecuada formulación: Sacratissimum triduum crucifixi, sepulti et suscitati .
Sin perjuicio de la unidad total del misterio de pascua, los padres tenían buenas razones para consagrar la idea de triduo sacro. El presentar los aspectos sucesivos de la celebración era sin duda la mejor manera para una vivencia cristiana mayor. Las razones bíblicas no faltaban. Por un lado, la tipología bíblica de Jonás y del templo (Mt 12,40; Jn 2,19); por otro, la unidad de los tres momentos del misterio, según viene expresada en diversos lugares del NT, como es el caso de Corintios: "Murió por todos para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que por ellos murió y resucitó" (2 Cor 5,15), o bien "fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación" (Rom 4,25).
La doble tradición acerca del nombre de pascua contribuyó también a forjar la teología del triduo. Al entrar en crisis la primitiva, la asiática (pascha-passio), en el s. iv, va adquiriendo preponderancia la occidental al tener conocimiento de la alejandrina (pascha-transitus). La traducción latina de la Vulgada de Ex 12,11 de la palabra pascua como paso, transitus, está en la base del nuevo acento teológico.
Al principio del s. iii, al interpretarse pascua por paso, como lo hace por primera vez Clemente de Alejandría, se funda en la etimología del filósofo judío Filón de Alejandría. La nueva palabra paso resulta muy adecuada para significar el principio y el término del triduo. Será el vehículo de una teología que permite poner de relieve los aspectos morales, ascéticos y doctrinales de la pascua. Los autores cristianos expresan así la dimensión cristológica, sacramental y escatológica de la fiesta.
Vemos cómo en la primitiva concepción del triduo quedaba excluido el jueves santo. La actual concepción popular, tendente a incluirlo, arranca del tiempo de Amalario (s. 1x), y se basa en una concepción superficial y errónea.


martes, 3 de abril de 2012

VOCACIONES JESUITAS: En tu desnudez


En tu desnudez

Te sentirás solo, sin testigos.
Te encontrarás aislado, sin puentes.
Te abrumará el silencio, sin palabras.
Te dolerá el olvido, sin aplausos.
Te inquietará la duda, sin respuestas.
Te pesará la carga, sin ayudas.
Te asustará el compromiso, sin seguridades.
Te verás desnudo, sin mentiras.
Y Yo seré tu testigo, tu puente y tu palabra.
Yo seré tu aplauso, tu respuesta y tu apoyo.
Yo seré tu refugio y amaré tu desnudez
y te enseñaré a vivir de verdad.


José M. R. Olaizola, sj