lunes, 26 de octubre de 2009

Tomas Merton. Conjeturas de un espectador culpable.

En el centro de nuestro ser hay un punto de nada que no está tocado por el pecado ni por la ilusión, un punto de pura verdad, un punto o chispa que pertenece enteramente a Dios… Ese puntito de nada es la pura gloria de Dios en nosotros.
Es, por así decirlo, su nombre escrito en nosotros, como nuestra pobreza, como nuestra indigencia, como nuestra filiación. Es como un diamante puro, fulgurando con la invisible luz del cielo. Está en todos, y si pudiéramos verlo veríamos esos billones de puntos de luz reuniéndose en el aspecto y fulgor de un sol que desvanecería por completo toda la tiniebla y la crueldad de la vida… No tengo programa para esa visión. Se da, solamente. Pero la puerta del cielo está en todas partes.

Thomas Merton, Conjeturas de un espectador culpable, Pomaire, Santiago de Chile, Buenos Aires,

Barcelona, México 1967, p. 148.

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