«Una fe puede debilitarse, tender
a cero, incluso sin haber sido sacudida por la duda, vaciándose, exteriorizándose,
pasando gradualmente de la vida al mero compromiso; puede incluso endurecerse y
tomar la apariencia de la fe más robusta porque la corteza se ha endurecido,
pero en un tronco que se ha quedado vacío».P. de Lubac
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