Santo mío, nada humano; hundid todo lo que se pueda mezclar en contradecir la voluntad de nuestro Dios.
Al elegir, dadnos un corazón y un alma sola, y que sea la junta semejante a la de los apóstoles en el día de Pentecostés, y después todo se haga con el mismo espíritu.
Santo mío, otra gracia. Que las que no consigan lo que desean, que humilde, peaciente y resignadamente lo lleven como Vos, Jesús mío, las disposiciones de vuestra Madre en el huerto.
Santo mío , bendecidnos, dirigidnos, sed nuestro amparo, nuestro guía y nuestro todo. En fin, todo en tus manos lo deja la que en Tí ciegamente confía y te bes ahumildemente los pies, deseando Vos lo hagáis a Jesús y a María.
María del Sagrado Corazón de Jesús. E.C.J.
Todas las tramas del demonio, hundidas: que tu nombre santo haga brillar tu gran poder. Gracias mil de antemano.
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