“Soy de Dios y exclusivamente de Dios. Y como soy suya, todos los acontecimientos, prósperos o adversos, debo recibirlos como de su santísima mano; y así, mi estudio esencial y continuo debe ser reprimir toda palabra, acción y aun pensamiento que pueda separarme de esta convicción que tan clara he visto en esta meditación; ser mi camino desde que nací”.
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