viernes, 2 de marzo de 2012

cuaresma

Vía Crucis - Siglo XX
Archivo Casa Generalicia S.V.D.- Roma
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús e
n el huerto de los olivos
En la Carta a los católicos de China, Benedicto XVI recuerda la visión de san Juan en el Apocalipsis que llora ante el libro sellado de la historia humana, del mysterium iniquitatis. Sólo el Cordero inmolado es capaz de abrir ese sello.
En muchas partes del mundo la Esposa de Cristo está atravesando la hora tenebrosa de la persecución, como en otro tiempo Ester, amenazada por Amán, como la «Mujer» del Apocalipsis amenazada por el dragón. Velemos y acompañemos a la Esposa de Cristo en la oración.
ORACIÓN
Jesús, Dios Omnipotente, que te hiciste débil a causa de nuestros pecados, te resultan familiares los gritos de los perseguidos, que son eco de tu agonía. Ellos preguntan: ¿Por qué esta opresión? ¿Por qué esta humillación? ¿Por qué esta prolongada esclavitud?
Vuelven a la mente las palabras del Salmo: «Despierta, Señor; ¿por qué duermes? Levántate, no nos rechaces más. ¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión? Nuestro aliento se hunde en el polvo, nuestro vientre está pegado al suelo. Levántate a socorrernos» (Sal 43, 24-27).
No, Señor. Tú no usaste este Salmo en Getsemaní, sino que dijiste: «Hágase tu voluntad». Podrías haber convocado doce legiones de ángeles, pero no lo hiciste.
Señor, el sufrimiento nos da miedo. Se nos presenta de nuevo la tentación de aferrarnos a los medios fáciles del éxito. Haz que no tengamos miedo del miedo, sino que confiemos en ti.


Que el Espíritu Santo Anime a Perseverar
a Discriminados, Perseguidos 
y Amenazados de Muerte
por el Nombre de Cristo en Asia
apostolado de la oración

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