viernes, 11 de junio de 2010

La liturgia.

"En la liturgia, la acción divinizante y transformadora de Dios es ejercida sobre nuestras almas de un modo muy especial. 

La Misa es el centro privilegiado de esta acción divina sobre nuestra libertad interior, porque Cristo está presente en el gran hecho redentor de su muerte y Resurrección, siempre que el pan y el vino sean válidamente consagrados en el sacrificio eucarístico. Quienes participan del sacrificio ingresan con El al misterio.
"Tantas veces como este sacrificio sea ofrecido-dice una plegaria de la Liturgia- se lleva a cabo la obra de nuestra redención".

Los fieles mueren y resucitan con Cristo en todos sus contactos sacramentales con el Salvador resucitado y, al hacerlo así, se vuelven capaces de experimentar el crecimiento del conocimiento espiritual y el incremento de la libertad interior que les ha brindado el encuentro con El. De este modo desarrollan el don de la vida sobrenatural que les fue impartida en el bautismo. Pero este crecimiento y desarrollo nunca será completo si ellos no prolongan estos contactos litúrgicos por medio de la oración en privado, la meditación, el ascetismo y las obras de caridad. La gracia de los sacramentos no es concedida sólo para ser disfrutada sino usada. No es algo para pensar u observar, debe ser puesta en acción. Sólo entonces comenzamos a apreciar lo que hemos recibido porque entonces la gracia se apodera de nuestro espíritu en el ejercicio de nuestra alibertad interna. "
de El Hombre Nuevo. Thomas Merton, 148

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