"Recogida, y no sólo me entregué incondicionalmente a la gloria del Sagrado Corazón de Jesús, sino que propuse y le prometí darle cuanta mayor gloria pudiera, aunque me costase la honra y la vida con su santísima gracia. Salí muy animosa y alegre de poder hacer algo por mi Capitán Jesús, sobre todo ponerlo a la adoración de los pueblos, que he comprendido cuán grande es esto tan poco estimado". AA.EE. santa Rafaela María. página 1045 de "Palabras a Dios y a los Hombres". H. Inmaculada Yáñez, aci