El abad José de Tebas dijo:
«Tres clases de personas son gratas a los ojos de Dios: primero los
enfermos que padecen tentaciones y las aceptan con acción de gracias.
En segundo lugar, lo que obran con toda pureza delante de Dios, sin
mezcla de nada humano.
En tercer lugar, los que se someten y obedecen a su Padre espiritual
renunciando a su propia voluntad».