“Divino Capitán y Salvador de mi alma: hoy 12 de octubre del año 1892, me inscribo de nuevo en tus filas para seguirte aún más cerca que hasta aquí por las penas, trabajos, humillaciones, desprecios, deshonras, malas interpretaciones, desconfianzas y todo aquello que encierra el divino estandarte de tu santísima Cruz, pidiéndote con toda humildad no desprecies mis deseos, como indigna de tanta gracia; y ya sabes tú, Rey mío, que aunque débil y cobarde, algunos esfuerzos he hecho ya por no volver la espalda al enemigo ni separarme de tu lado”.
Apuntes Espirituales de Santa Rafaela María. Ejercicios Espirituales 1892. (2ª Semana)