..."Queridísimos jóvenes: antes de terminar este encuentro quisiera, en nombre del Señor, lanzaros un desafío, comprometeros en un pacto de fidelidad al Evangelio, que sea como el eco y la prueba de la adhesión a Jesucristo que hicisteis en el bautismo.
El os ha llamado sal de la tierra. Os aliento por ello a darle respuesta con las obras de una vida nueva.
¿Queréis ser en todas partes testigos de Jesucristo?¿En vuestra familia, en vuestros lugares de estudio y de trabajo?
¿Queréis ser fieles a Jesús y a su doctrina en vuestra vida personal, en el respeto de vuestro cuerpo, en las relaciones de amistad, en vuestros noviazgos?
¿Queréis ser testigos de Cristo respetando la vida humana, que es siempre sagrada, y defendiendo los derechos de toda persona, que es imagen viva de Cristo?
¿Queréis ser testigos de Cristo en vuestros quehaceres y en vuestro descanso, en la solidaridad del trabajo y en el deporte?
La gracia de este encuentro, queridos jóvenes, amigos, es precisamente la presencia de Jesús, aquí y ahora, en medio de nosotros, porque estamos reunidos en su nombre (cf. Mt. 18, 20). El os mira en los ojos, interpela vuestra generosidad, espera una respuesta que no debéis dejar para mañana. El os mira quizá con ese amor intenso y personal con que miró al joven del Evangelio y os lanza el reto que puede cambiar vuestra vida: "Ven y sígueme"(cf. Mc. 10, 21)