1.-¡Qué alegría!
Antífona: Quiero ser la alegría del Señor. Aleluya.
¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!
Qué alegría sentirme llamada a vivir en este mundo como en un gran
templo y yo, como sacerdote de él,
puedo ofrecer continua alabanza por todo lo que de Dios recibo,
por haberme dado un corazón capaz de amarle…
¡Qué alegría poder ofrecer al Señor lo que me contraría de las criaturas,
sean cuales sean, porque si la ciencia de la cruz es fea en su exterior,
es la espada de dos filos que acaba con nuestro amor propio
y así nos lo has enseñado Tú, Señor Jesús, con tu ejemplo.
¡Qué alegría verme tan chica y saber que con instrumento tan rudo
Dios se vale para acrecentar su obra!
¡Qué alegría, Señor, porque me pides escribir mi historia en tu sola
mente sin preocuparme por aparecer a los ojos de nadie, ni a los míos propios…
Gloria…