JUAN PABLO II
Y
LA REPARACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS
Para Juan Pablo II, el Corazón de Cristo reinará cuando se establezca
"la civilización del amor”, es decir cuando el amor reemplace el odio, cuando el amor
al prójimo por amor a Cristo amante venza
en cada persona las pasiones y las
pulsiones de violencia. Cuando, en otros términos,
el prójimo sea respetado en sus
derechos por amor al más próximo de todos los prójimos, Cristo. De esta manera
será reparada la persona, preocupada por reemplazar el odio por el amor.
“La consagración al Corazón de
Nuestra Señora se realiza, en la práctica, esencialmente
viviendo en estado
de gracia,
con una vida de pureza, de oración, penitencia unida al cumplimiento de
todos los deberes de un cristiano y de
reparación
por nuestros pecados y los
pecados del mundo.
El orden violado por la violencia y por el odio no podrá ser
restaurado en el mundo más que por el amor sobrenatural
por el prójimo y es esta
restauración, este retomar de la justicia amante
que constituye la esencia de la
reparación.
Oración, penitencia, cumplimiento de los deberes de estado deben ser
vividos en el horizonte del establecimiento de una civilización del amor para
constituir la completa reparación social que desea el Corazón de Jesús.
Durante el Ángelus del 1º de junio de l984 Juan Pablo II esbozaba
“la síntesis de todos los misterios ocultos en el Corazón del Hijo de Dios: amor solícito,
amor satisfactorio, amor vivificante”.
La civilización del amor no se podrá establecer sino la base de un
reconocimiento del amor creador, redentor y remunerador de Cristo, Alpha y
Omega.
Entonces, la civilización del amor supone la penetración dinámica de la
caridad sobrenatural en la pasión natural del amor y en la voluntad libre
de la criatura racional, que orienta esas fuerzas del psiquismo inferior de la persona
humana hacia su vida eterna, individual y social, bajo el soplo del Espíritu Santo.