"Las santas, mis hermanas, a quien quiere que yo imite, como santa Teresa, Santa Catalina de Siena, etc., tenían más poder sobre su Corazón que todos los hombres más sabios y elocuentes. Una súplica de un corazón humilde y sencillo rinde su Corazón y nada puede negarle". Santa Rafaela. Apuntes espirituales, pag. 1101
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