"...la gracia no se expresa sólo, en el Antiguo Testamento, con el sustantivo «hen» (en los LXX, «jaris»). Se expresa también con el término «hesed» (en los LXX, «éleos» = misericordia). En realidad, este término se aproxima más al sentido que tiene «jaris» en el Nuevo Testamento. El «hesed» expresa el modo de comportarse Dios en su fidelidad a la alianza y en su amor inquebrantable al pueblo. El «hesed» (favor, actitud amorosa) pide la respuesta del pueblo10 . Pero el amor de Dios no depende de la respuesta, porque el «hesed» va siempre más allá de lo que cabría esperar . De manera que el «hesed» es la actitud fundamental de Dios en la alianza con el pueblo. Todos los acontecimientos salvadores y liberadores que el pueblo ha experimentado en el éxodo y en la vuelta del destierro se deben al «hesed» divino.
Y todavía un dato fundamental: en el Antiguo Testamento, hasta el exilio, la acción salvífica de Dios está vinculada a la estirpe de Abraham y más tarde al pueblo en su conjunto. Por eso, no se consideraba al individuo más que en segundo término. Dicho de otra manera, la acción de la gracia de Dios era esencialmente comunitaria. Sólo a partir del destierro de Babilonia, Dios se fija, no sólo en la colectividad, sino también en el individuo. Así, en Jer 31, 20s y en Ez 18, 2ss, Dios pide a cada individuo cuentas de sus faltas. Pero esto es en un segundo momento. La intención original de la gracia divina se refiere a la colectividad o más exactamente a la comunidad, al pueblo en cuanto tal. La acción de la gracia no es primordialmente individual, sino social y pública.
La conclusión que se desprende de todo esto es clara: la inclinación de Dios es hacia el débil. Esa inclinación tiende a suprimir la distancia entre el débil y el poderoso por excelencia. Teniendo en cuenta que el poderoso por excelencia es Dios. Y todo esto se ha de entender en el contexto público del pueblo y de la sociedad, exactamente en el contexto de la comunidad. Así es como se manifiesta el amor fiel de Yahvé, un amor que no se cansa jamás y que vence incluso las infidelidades humanas. Por último, destacar que la gracia expresa un amor liberador, que tiende a sacar al esclavo de su situación desesperada, para restituirle la libertad y la dignidad". José María Castillo. Fuente:
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