Tocar con el corazón
Tocar con el corazón es no temer la cercanía que contagia.
Es llevar un poder, mayor a toda magia.
Es resolver no en la teoría, sino en práctica.
Tocar con el corazón es afinar la piel para escuchar cuando alguien pasa.
Es vencer en la ternura la indiferencia y su coraza.
Es cargar en las manos lo que en el corazón se guarda,
y vaciar del corazón lo que a las manos nunca baja.
Tocar con el corazón es poner la propia carne por testaferro a la palabra,
y hacer del propio cuerpo su caja de resonancia.
Tocar con el corazón es renunciar al fruto antes que caiga.
Es exponerse a la aspereza de que el otro se retraiga.
Es aceptar lo que la vida es, y lo que traiga.
Tocar con el corazón es vivir a la puerta del que llama.
Es saber recibir y dar un “gracias”.
Es saber decir “estoy” cuando alguien caiga.
Tocar con el corazón es cobijar la vida del que anda como paria.
Es ofrecer refugio al que quedó sin patria.
Es ofrecerse uno al que nos pide plata.
Tocar con el corazón es ponerle fermento a las cosas que se amasan.
Es no temer al compromiso, aunque anude la garganta.
Es poner los pies en tierra y dejar de estar en babia.
Tocar con el corazón es percibir a Dios que pasa,
y dejar que con la orla de su manto,
nos atraiga.
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