jueves, 22 de abril de 2010

... palabras del Papa Benedicto XVI en su homilía en la solemne Eucaristía de inicio de su pontificado, el 24 de abril de hace ya tres años:
“Era costumbre en el antiguo Oriente que los reyes se llamaran a sí mismos pastores de su pueblo. Era una imagen de su poder, una imagen cínica: para ellos, los pueblos eran como ovejas de las que el pastor podía disponer a su agrado. Por el contrario, el pastor de todos los hombres, el Dios vivo, se ha hecho él mismo cordero, se ha puesto de la parte de los corderos, de los que son pisoteados y sacrificados. Precisamente así se revela Él como el verdadero pastor: “Yo soy el buen pastor [...]. Yo doy mi vida por las ovejas”, dice Jesús de sí mismo (Jn 10, 14s.). No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor”.

miércoles, 21 de abril de 2010

"YO SOY EL PAN DE VIDA.
EL QUE VIENE A MI NO TENDRÁ HAMBRE.
EL QUE VIENE A MI NO TENDRÁ SED".

sábado, 17 de abril de 2010

"El Pan Vivo". Thomas Merton.

"Aún cuando la más sublime teología sea incapaz de explicar plenamente el misterio por el cual Dios se da a los hombres a Sí mismo en la Eucaristía, la realidad de nuestra unión con El es algo que puede ser experimentado y , hasta cierto punto, apreciado en su pureza espiritual, por la mente del niño más ingenuo. Como lo explica Santo Tomás, aplicando al oficio del Corpus Christi un texto del Antiguo Testamento: "¿Qué pueblo hay que tenga sus dioses tan cerca de sí como lo está nuestro Dios de nosotros?".
La puerta de esta experiencia de las realidades espirituales es la fe; una fe que empieza con conceptos pero que luego los trasciende y llega hasta la luminosa tiniebla que no sólo está "más allá de los conceptos, sino también, por así decirlo, más acá del conocimiento conceptual; es la inefable oscuridad de la realidad que es demasiado familiar, demasiado íntima para ser analizada"
Del prólogo de "De Palabras a Dios y a los hombres. H. Inmaculada Yáñez".

"...Lo más típico y singular de Santa Rafaela es que su santidad va derecha, como una flecha, al centro, al amor. No es la suya una acumulación de actos fervorosos o, incluso, de virtudes mejor o peor cultivadas. El centro, lo que da sentido a todo, es su amor a Dios, o, para ser más precisos: su "enamoramiento de Dios". Hay en Rafaela lo que es típico de todos los enamorados: ese entusiasmo, ese gozo, ese fervor, esa sensación plenificadora de amar y ser amada, que la hace prorrumpir en magníficas exageraciones, en dulcísimos estallidos cuando habla de su amado, de su esposo. Las citas tendrían que ser ahora infinitas. Recuerdo algunas: "Démosle todo, todo el corazón a Dios, no le quitemos nada, que es muy chico y El muy grande, y no arrugado, sin rollizo, lleno todo de amor suyo y nada del nuestro propio"(121). "Dios nos lleva por su mano, Madre, y su Providencia se palpa. Aunque estuviéramos siempre postradas dando gracias, nunca podríamos pagarle a Dios todo cuanto le debemos" (271). A una religiosa que por primera vez ha visto, en Cádiz, el mar, le dice: "Ya me figuraba yo que tan grata le habría de ser la vista del mar.¡Qué dicha tener un Dios tan grande! Y a ese Dios inmenso lo hemos de poseer en su lleno por toda la eternidad y ahora lo poseemos en el Santísimo Sacramento y viene todos los días a nuestro corazón. ¡Esto sí que es un mar sin fondo!"(304)...." José Luis Martín Descalzo

conociendo a santa Rafaela

lunes, 5 de abril de 2010

Vivir es amar....Amar es vivir.

“Cuando vivimos del aliento de Dios, podemos reconocer con placer que el mismo aliento que nos mantiene vivos es también fuente de vida de nuestros hermanos y hermanas. Este descubrimiento hace desaparecer nuestro temor al prójimo, hace deponer nuestras armas y nos trae una sonrisa a los labios. Cuando reconocemos el aliento de Dios en los demás, podemos dejar que entren en nuestra vida y recibir los regalos que nos ofrecen” . Henry Nowen

"En el amor al prójimo no puedo estar siempre preguntándome por los motivos que pueda haber detrás de él. Sabemos, naturalmente, que tras nuestra ayuda se esconde a veces deseo de poder-nos sentimos más fuertes que aquellos a quienes ayudamos-. Pero no podemos dejar de ayudar a base de problematizarlo todo. Pues, si así lo hacemos, nos quedaremos solos y aislados. El simple hecho de amar al prójimo me hace mucho bien". Anselm Grum

"El hombre está dividido contra sí y contra Dios por su egoísmo que lo divide de sus hermanos. Esta división no puede ser sanada por un amor que se coloca solitario en uno de los dos lados de la hendidura; el amor debe alcanzar ambos lados para poder juntarlos. No podemos amarnos a nosotros mismos si no amamos a los otros; y no podemos amar a otros si no nos amamos a nosotros mismos. Mas un amor egoísta de nosotros mismos nos vuelve incapaces de amar a otros. La dificultad de este mandamiento ("Amarás a tu prójimo como a ti mismo") radica en la paradoja de que tendríamos que amarnos in-egoístamente porque aun el amor a nosotros mismos es algo que debemos a otros. Esta verdad nunca es clara mientras presumimos que cada uno de nosotros, individualmente considerado, es el centro del universo. No existimos sólo para nosotros, y únicamente cuando estamos plenamente convencidos de esta verdad comenzamos a amarnos adecuadamente y así también amamos a otros. ¿Qué quiere decir amarnos adecuadamente? Lo primero, desear vivir, aceptar la vida como un inmenso don y un gran bien, no por lo que ella nos da, sino porque nos capacita para dar a otros". Tomas Merton.