domingo, 3 de enero de 2010

"Como fuego que arde". El consagrado abierto al fuego del Espíritu. Amedeo Cencini. (II)

.."es imposible construir la unidad a costa de la diversidad, eliminándola o pretendiendo allanar todo.  Justamente como hace el Espíritu con el Padre y el Hijo, o como hizo el Espíritu el día de Pentecostés. El creyente abierto al don del Espíritu sabe aunar estas dos operaciones, posee esta doble sensibilidad: trabaja por la unidad, esa unidad que supera las divisiones y las fragmentaciones, y al mismo tiempo subraya y promueve la diversidad y la riqueza de los dones y de los ministerios.
La comunión de la Iglesia y de nuestras comunidades sólo será posible como un conjunto de diversidades reconciliadas, una variedad de facetas, carismas y servicios unificada en la caridad y reciprocidad, a imagen de ese "recíproco habitar el uno en el otro y compenetrarse el uno en el otro" (pericoresis), por el que cada una de las tres personas de la Trinidad es ella misma y sin embargo inhabita totalmente en la otra acogiendo a las demás en sí, en la perfecta unidad del Dios único".

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