domingo, 29 de noviembre de 2009

ADVIENTO.

1 Tes 3,12-4,2

"Hermanos: que el Señor les haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con ustedes, para que se consoliden sus corazones con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús a que , a partir de lo que aprendieron de nosotros sobre cómo comportarse y agradar a  Dios, así lo hagan y que continúan progresando. Saben, en efecto, las intrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús".

Adviento: para crecer en un mismo amor a Dios y a los hermanos, tiempo de esperanza.


jueves, 26 de noviembre de 2009

El arte de dar lo que no se tiene. José Luis Martín Descalzo s.j.

A Gerard Bessiere le ha preguntado alguien cómo se las arregla para estar siempre contento. Y Gerard ha confesado cándidamente que eso no es cierto, que también él tiene sus horas de tristeza, de cansancio, de inquietud, de malestar. Y entonces, insisten sus amigos, ¿cómo es que sonríe siempre, que sube y baja las escaleras silbando infaliblemente, que su cara y su vida parecen estar siempre iluminadas?. Y Gerard ha confesado humildemente que es que, frente a los problemas que a veces tiene dentro, él "conoce el remedio, aunque no siempre sepa utilizarlo: salir de uno mismo", buscar la alegría donde está (en la mirada de un niño, en un pájaro, en una flor) y, sobre todo, interesarse por los demás, comprender que ellos tienen derecho a verle alegre y entonces entregarles ese fondo sereno que hay en su alma, por debajo de las propias amarguras y dolores. Para descubrir, al hacerlo, que cuando uno quiere dar felicidad a los demás la da, aunque él no la tenga, y que, al darla, también a él le crece, de rebote, en su interior.


Me gustaría que el lector sacara de este párrafo todo el sabroso jugo que tiene. Y que empezara por descubrir algo que muchos olvidan: que ser feliz no es carecer de problemas, sino conseguir que estos problemas, fracasos y dolores no anulen la alegría y serenidad de base del alma. Es decir: la felicidad está en la "base del alma", en esa piedra sólida en la que uno está reconciliado consigo mismo, pleno de la seguridad de que su vida sabe adónde va y para qué sirve, sabiéndose y sintiéndose nacido del amor. Cuando alguien tiene bien construida esa base del alma, todos los dolores y amarguras quedan en la superficie, sin conseguir minar ni resquebrajar la alegría primordial e interior.

Luego está también la alegría exterior y esa depende, sobre todo, del "salir de uno mismo". No puede estar alegre quien se pasa la vida enroscado en sí mismo, dando vueltas y vueltas a las propias heridas y miserias, autocomplaciéndose. Lo está, en cambio, quien vive con los ojos bien abiertos a las maravillas del mundo que le rodea: la Naturaleza, los rostros de sus vecinos, el gozo de trabajar.
Y, sobre todo, interesarse sinceramente por los demás. Descubrir que los que nos rodean "tienen derecho" a vernos sonrientes cuando se acercan a nosotros mendigando comprensión y amor.

¿Y cuando no se tiene la menor gana de sonreír? Entonces hay que hacerlo doblemente:


 porque lo necesitan los demás y lo necesita la pobre criatura que nosotros somos. Porque no hay nada más autocurativo que la sonrisa. "La felicidad -ha escrito alguien- es lo único que se puede dar sin tenerlo". La frase parece disparatada, pero es cierta: cuando uno lucha por dar a los demás la felicidad, ésta empieza a crecernos dentro, vuelve a nosotros de rebote, es una de esas extrañas realidades a las que sólo podemos acercarnos cuando las damos. Y éste puede ser uno de los significados de la frase de Jesús: "Quien pierde su vida, la gana", que traducido a nuestro tema podría expresarse así: "Quien renuncia a chupetear su propia felicidad y se dedica a fabricar la de los demás, terminará encontrando la propia". Por eso sonriendo cuando no se tienen ganas, termina uno siempre con muchísimas ganas de sonreír.
Este es Juan reportándose!
Una vez un sacerdote estaba dando un recorrido por la Iglesia al mediodía... al pasar por el altar decidió quedarse cerca para ver quién había venido a rezar. En ese momento se abría la puerta, el sacerdote frunció el entrecejo al ver a un hombre acercándose por el pasillo; el hombre estaba sin afeitarse desde hace varios días, vestía una camisa rasgada, tenía el abrigo gastado cuyos bordes habían comenzado a deshilacharse.
El hombre se arrodilló, inclinó la cabeza, luego se levantó y se fué. Durante los siguientes días el mismo hombre, siempre al mediodía, estaba en la Iglesia cargando una maleta... se arrodillaba brevemente y luego volvía a salir.
El sacerdote, un poco temeroso, empezó a sospechar que se tratase de un ladrón, por lo que un día se puso en la puerta de la Iglesia y cuando el hombre se disponía a salir le preguntó: "¿Qué haces aquí?"
El hombre dijo que trabajaba en una fábrica camino de la iglesia y tenía media hora libre para comer y aprovechaba ese momento para rezar, "Solo me quedo unos instantes, sabe, porque la fábrica queda un poco lejos, así que solo me arrodillo y digo: "Señor, solo vine nuevamente para contarte cuán feliz me haces cuando me liberas de mis pecados... no se muy bien rezar, pero pienso en ti todos los dias... así que Jesús, este es Juan reportándose".


El sacerdote, sintiéndose un tonto, le dijo a Juan que estaba bien y que era bienvenido a la Iglesia cuando quisiera. El sacerdote se arrodilló ante el altar, sintió derretirse su corazón con el gran calor del amor y encontró a Jesús. Mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas, en su corazón repetía la plegaria de Juan:

"SOLO VINE PARA DECIRTE, SEÑOR, CUAN FELIZ FUI DESDE QUE TE ENCONTRE A TRAVES DE MIS SEMEJANTES Y ME LIBERASTE DE MIS PECADOS... NO SE MUY BIEN COMO REZAR, PERO PIENSO EN TI TODOS LOS DIAS... ASI QUE JESUS, SOY YO REPORTANDOME".


Cierto día el sacerdote notó que el viejo Juan no había venido. Los días siguieron pasando sin que Juan volviese para rezar. Continuaba ausente, por lo que el sacerdote comenzó a preocuparse, hasta que un día fue a la fábrica a preguntar por él; allí le dijeron que Juan estaba enfermo, que pese a que los médicos estaban muy preocupados por su estado, todavía creían que tenía una posibilidad de sobrevivir. La semana que Juan estuvo en el hospital trajo muchos cambios, él sonreía todo el tiempo y su alegría era contagiosa.
La Jefe de enfermeras no podía entender por qué Juan estaba tan feliz, yaque nunca había recibido ni flores, ni tarjetas, ni visitas. El sacerdote se acercó al lecho de Juan con la enfermera y ésta le dijo, mientras Juan escuchaba: "Ningún amigo ha venido a visitarlo, él no tiene a dónde recurrir". Sorprendido, el viejo Juan dijo con una sonrisa: La enfermera está equivocada... pero ella no puede saber que todos los días, desde que llegue aquí, al mediodía, un querido amigo mío viene, se sienta aquí en la cama, me agarra de las manos, se inclina sobre mí y me dice:


"SOLO VINE PARA DECIRTE, JUAN, CUAN FELIZ SOY DESDE QUE ENCONTRE TU AMISTAD Y TE LIBERE DE TUS PECADOS. SIEMPRE ME GUSTO OIR TUS PLEGARIAS, PIENSO EN TI CADA DIA... ASI QUE JUAN, ESTE ES JESUS REPORTANDOSE".


PD: No debemos perder la oportunidad de cada día de decirle a Jesús:
Aquí estoy reportándome..

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Rueguen al dueño de la viña que envíe obreros para la cosecha...



¡Oh Dios!, envíanos locos, de los que se comprometen a fondo, de los que se olvidan de sí mismos, de los que aman con algo más que con palabras, de los que entregan su vida de verdad y hasta el fin.


Danos locos, chiflados, apasionados, hombres capaces de dar el salto hacia la inseguridad, hacia la incertidumbre sorprendente de la pobreza; danos locos, que acepten diluirse en la masa sin pretensiones de erigirse un escabel, que no utilicen su superioridad en su provecho.


Danos locos, locos del presente, enamorados de una forma de vida sencilla, amantes de la paz, puros de conciencia, resueltos a nunca traicionar, capaces de aceptar cualquier tarea, de acudir donde sea, libres y obedientes, espontáneos y tenaces, dulces y fuertes. Danos locos, Señor; danos locos.


creado por Comisión Interprovincial de Pastoral

Benedicto XVI



La belleza, un camino hacia lo trascendente
 “Si aceptamos que la belleza nos toque íntimamente, nos hiera, nos abra los ojos, entonces redescubrimos la alegría de la visión, de la capacidad de comprender el sentido profundo de nuestro existir, el misterio del cual somos parte y del cual podemos obtener la plenitud, la felicidad, la pasión del compromiso cotidiano.

La belleza, desde la que se manifiesta en el cosmos y en la naturaleza hasta la que se expresa a través de las creaciones artísticas, a causa de su característica de abrir y ampliar los horizontes de la conciencia humana, de llevarla más allá de sí misma, de asomarla al abismo de lo infinito, puede convertirse en un camino hacia lo trascendente, hacia el misterio último, hacia Dios. El arte, en todas sus expresiones, en el momento en el que se confronta con las grandes interrogantes de la existencia, con los temas fundamentales de los cuales deriva el sentido de vivir, puede asumir una validez religiosa y transformarse en un recorrido de profunda reflexión interior y de espiritualidad”

(Discurso de Papa en el encuentro con los 250 artistas en la Capilla Sixtina. Sábado 21 de noviembre de 2009).

martes, 24 de noviembre de 2009

Ofertorio de la Misa sobre el Mundo. T. de Chardin.

Ya que, una vez más, Señor, ahora ya no en los bosques

del Aisne, sino en las estepas de Asia, no tengo ni
pan, ni vino, ni altar, me elevaré por encima de los símbolos
hasta la pura majestad de lo real, y te ofreceré,
yo, tu sacerdote, sobre el altar de la tierra entera, el trabajo
y el dolor del mundo.

El sol acaba de iluminar, allá lejos, la franja extrema
del horizonte. Una vez más, la superficie viviente de la
tierra se despierta, se estremece y vuelve a iniciar su
tremenda labor bajo la capa móvil de sus fuegos. Yo colocaré
sobre mi patena, ¡oh, Dios mío!, la esperada cosecha
de este nuevo esfuerzo. Derramaré en mi cáliz la
savia de todos los frutos que serán molidos hoy.

Mi cáliz y mi patena son las profundidades de un alma
ampliamente abierta a todas las fuerzas que, en un instante,
van a elevarse desde todos los puntos del globo y
a converger hacia el Espíritu. ¡Que vengan, pues, a mí
el recuerdo y la mística presencia de aquellos a quienes
la luz despierta para un nuevo día!

Señor, voy viendo y los voy amando, uno a uno, a
aquellos a quienes tú me has dado como sostén y como
encanto naturales de mi existencia. También uno a uno
voy contando los miembros de esa otra y tan querida familia
que se han ido juntando poco a poco en torno a mí,
a partir de los elementos más dispares, las afinidades
del corazón, de la investigación científica y del pensamiento.

Más confusamente, pero a todos sin excepción,
evoco a aquellos cuya multitud anónima constituye la
masa innumerable de los vivientes; a aquellos que me
rodean y me soportan sin que yo los conozca; a los que

vienen y los que se van; a aquellos, sobre todo, que, en
la verdad o a través del error, en su despacho, en su laboratorio
o en su fábrica creen en el progreso de las cosas
y perseguirán apasionadamente hoy la luz.

Quiero que en este momento mi ser resuene acorde
con el profundo murmullo de esa multitud agitada, confusa
o diferenciada, cuya inmensidad nos sobrecoge; de
ese océano humano cuyas lentas y monótonas oscilaciones
introducen la turbación en los corazones más creyentes.

Todo lo que va a aumentar en el mundo, en el
transcurso de este día, todo lo que va a disminuir –todo
lo que va a morir, también–, he aquí, Señor, lo que trato
de concentrar en mí para ofrecértelo; he aquí la materia
de mi sacrificio, el único sacrificio que a ti te gusta.
Antiguamente se depositaban en tu templo las primicias
de las cosechas y la flor de los rebaños. La ofrenda
que realmente estás esperando, aquélla de que tienes
misteriosamente necesidad todos los días para saciar tu
hambre, para calmar tu sed, es nada menos que el acrecentamiento
del mundo arrastrado por el universal devenir.

Recibe, Señor, esta hostia total que la creación, atraída
por tus gracias, te presenta en esta nueva aurora.
que este pan, nuestro esfuerzo, no es en sí mismo más
que una desagregación inmensa. Este vino, nuestro dolor,
no es todavía, ¡ay!, más que un brebaje disolvente.
Mas tú has puesto en el fondo de esta masa informe
–estoy seguro de ello, porque lo siento– un irresistible y
santificante deseo que nos hace gritar a todos, desde el
impío hasta el fiel: “¡Señor, haz de todos nosotros uno!”.

Porque a falta del celo espiritual y de la sublime pureza
de tus santos, tú me has dado, Dios mío, una simpatía
irresistible por todo lo que se mueve en la materia
oscura –porque, irresistiblemente, reconozco en mí más
que a un hijo del cielo a un hijo de la tierra–, subiré esta
mañana, con mi pensamiento, a los lugares altos, cargado
con las esperanzas y las miserias de mi madre, y
allí –fuerte, con un sacerdocio que sólo tú has podido
darme, estoy seguro– invocaré al fuego sobre todo lo
que, en la carne humana, está pronto para nacer o para
perecer bajo el sol que asciende.
Ofertorio de la Misa sobre el Mundo.
(Texto escrito en el desierto de Ordos, China,
en 1923 y publicado en Himno del universo, 1961)

Benedicto XVI

"El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra"

La responsabilidad principal del sacerdote es anunciar la Palabra de Dios hecha carne, hombre, historia, convirtiéndose así en signo de esa comunión que Dios realiza con el hombre. La eficacia de este ministerio requiere, por tanto, que el sacerdote viva una relación íntima con Dios, radicada en un amor profundo y en un conocimiento vivo de las Sagradas Escrituras, “testimonio” escrito de la Palabra divina.
El Mensaje para la Jornada Mundial de la 44a de las Comunicaciones Sociales quiere invitar de modo particular a los sacerdotes, en el transcurso de este Año Sacerdotal y después de la celebración de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos, a considerar los nuevos medios como un poderoso recurso para su ministerio al servicio de la Palabra y quiere decir una palabra de aliento para afrontar los retos que nacen de la nueva cultura digital.
Los nuevos medios, de hecho, si se conocen y valoran adecuadamente, pueden ofrecer a los sacerdotes y a todos los agentes de pastoral una riqueza de datos y contenidos que antes eran de difícil acceso, y facilitan formas de colaboración y de crecimiento de comunión impensables en el pasado..
Gracias a los nuevos medios, los que predican y dan a conocer el Verbo de la vida pueden llegar, con palabras, sonidos e imágenes –verdadera y expresiva gramática expresiva de la cultura digital- a individuos y a comunidades enteras de cada continente, para crear nuevos espacios de conocimiento y de diálogo y llegar a proponer y a realizar itinerarios de comunión.
Si se usan sabiamente, con la ayuda de expertos en tecnología y cultura de la comunicación, los nuevos medios pueden así convertirse para los sacerdotes y para todos los agentes de pastoral en un válido y eficaz instrumento de verdadera y profunda evangelización y comunión. Serán una nueva forma de evangelización para que Cristo llegue lejos en los caminos de nuestras ciudades y, ante las puertas de nuestras casas, diga nuevamente “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20)”.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Cristo, Rey del Universo. Solemnidad.


Del Prefacio de la Misa:
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque consagraste Sacerdote eterno
y Rey del universo
a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
ungiéndolo con óleo de alegría,
para que , ofreciéndose a sí mismo
como víctima perfecta y pacificadora
en el altar de la cruz,
consumara el misterio de la redención humana;
y , sometiendo a su poder la creación entera,
entregara a tu majestad infinita
un reino eterno y universal;
el reino de la verdad y la vida,
el reino de la santidad y la gracia,
el reino de la justicia, el amor y la paz.
...

Corazón de Jesús. Benedicto XVI.

Con motivo del 50 aniversario de la publicación de la encíclica "Haurietis aquas", de Pío XII, sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús, el Papa Benedicto XVI escribe:

Las palabras del profeta Isaías, «sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación» (Isaías 12, 3), que dan inicio a la encíclica con la que Pío XII recordaba el primer centenario de la extensión a toda la Iglesia de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, no han perdido nada de su significado hoy, cincuenta años después. Al promover el culto al Corazón de Jesús, la encíclica «Haurietis aquas» exhortaba a los creyentes a abrirse al misterio de Dios y de su amor, dejándose transformar por él. Cincuenta años después, sigue en pie la tarea siempre actual de los cristianos de continuar profundizando en su relación con el Corazón de Jesús para reavivar en sí mismos la fe en el amor salvífico de Dios, acogiéndolo cada vez mejor en su propia vida.
El costado traspasado del Redentor es el manantial al que nos invita a acudir la encíclica «Haurietis aquas»: debemos recurrir a este manantial para alcanzar el verdadero conocimiento de Jesucristo y experimentar más a fondo su amor. De este modo, podremos comprender mejor qué significa «conocer» en Jesucristo el amor de Dios, experimentarlo, manteniendo fija la mirada en Él, hasta vivir completamente de la experiencia de su amor, para poderlo testimoniar después a los demás. De hecho, retomando una expresión de mi venerado predecesor, Juan Pablo II, «junto al Corazón de Cristo, el corazón humano aprende a conocer el auténtico y único sentido de la vida y de su propio destino, a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana, a permanecer alejado de ciertas perversiones del corazón, a unir el amor filial a Dios con el amor al prójimo. De este modo --y ésta es la verdadera reparación exigida por el Corazón del Salvador-- sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia podrá edificarse la civilización del Corazón de Cristo» («Insegnamenti», vol. IX/2, 1986, p. 843).
Conocer el amor de Dios en Jesucristo.
En la encíclica «Deus caritas est» he citado la afirmación de la primera carta de san Juan: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» para subrayar que en el origen de la vida cristiana está el encuentro con una Persona (Cf. n. 1). Dado que Dios se ha manifestado de la manera más profunda a través de la encarnación de su Hijo, haciéndose «visible» en Él, en la relación con Cristo podemos reconocer quién es verdaderamente Dios (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 29-41; encíclica «Deus caritas est», 12-15). Es más, dado que el amor de Dios ha encontrado su expresión más profunda en la entrega que Cristo hizo de su vida por nosotros en la Cruz, al contemplar su sufrimiento y muerte podemos reconocer de manera cada vez más clara el amor sin límites de Dios por nosotros: «tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Juan 3, 16).
Por otro lado, este misterio del amor de Dios por nosotros no constituye sólo el contenido del culto y de la devoción al Corazón de Jesús: es, al mismo tiempo, el contenido de toda verdadera espiritualidad y devoción cristiana. Por tanto, es importante subrayar que el fundamento de esta devoción es tan antiguo como el mismo cristianismo. De hecho sólo se puede ser cristiano dirigiendo la mirada a la Cruz de nuestro Redentor, «a quien traspasaron» (Juan 19, 37; Cf. Zacarías 12, 10). La encíclica «Haurietis aquas» recuerda que la herida del costado y las de los clavos han sido para innumerables almas los signos de un amor que ha transformado cada vez más incisivamente su vida (Cf. número 52). Reconocer el amor de Dios en el Crucificado se ha convertido para ellas en una experiencia interior que les ha llevado a confesar, junto a Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» (Juan 20, 28), permitiéndoles alcanzar una fe más profunda en la acogida sin reservas del amor de Dios (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 49).
Experimentar el amor de Dios dirigiendo la mirada al Corazón de Jesucristo El significado más profundo de este culto al amor de Dios sólo se manifiesta cuando se considera más atentamente su contribución no sólo al conocimiento sino también y sobre todo a la experiencia personal de ese amor en la entrega confiada a su servicio (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 62). Obviamente, experiencia y conocimiento no pueden separarse: la una hace referencia a la otra. Además, es necesario subrayar que un auténtico conocimiento del amor de Dios sólo es posible en el contexto de una actitud de oración humilde y de generosa disponibilidad. Partiendo de esta actitud interior, la mirada puesta en el costado traspasado de la lanza se transforma en silenciosa adoración. La mirada en el costado traspasado del Señor, del que salen «sangre y agua» (Cf. Jn. 19, 34), nos ayuda a reconocer la multitud de dones de gracia que de ahí proceden (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 34-41) y nos abre a todas las demás formas de devoción cristiana que están comprendidas en el culto al Corazón de Jesús.
La fe, comprendida como fruto del amor de Dios experimentado, es una gracia, un don de Dios. Pero el hombre podrá experimentar la fe como una gracia sólo en la medida en la que él la acepta dentro de sí como un don, del que trata de vivir. El culto del amor de Dios, al que invitaba a los fieles la encíclica «Haurietis aquas» (Cf. ibídem, 72), debe ayudarnos a recordar incesantemente que Él ha cargado con este sufrimiento voluntariamente «por nosotros», «por mí». Cuando practicamos este culto, no sólo reconocemos con gratitud el amor de Dios, sino que seguimos abriéndonos a este amor de manera que nuestra vida quede cada vez más modelada por él. Dios, que ha derramado su amor «en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Cf. Romanos 5, 5), nos invita incansablemente a acoger su amor. La invitación a entregarse totalmente al amor salvífico de Cristo (Cf. ibídem, n. 4) tiene como primer objetivo la relación con Dios. Por este motivo, este culto totalmente orientado al amor de Dios que se sacrifica por nosotros, tiene una importancia insustituible para nuestra fe y para nuestra vida en el amor.
Vivir y testimoniar el amor experimentado Quien acepta el amor de Dios interiormente queda plasmado por él. El amor de Dios experimentado es vivido por el hombre como una «llamada» a la que tiene que responder. La mirada dirigida al Señor, que «El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Mateo 8, 17), nos ayuda a prestar más atención al sufrimiento y a la necesidad de los demás. La contemplación en la adoración del costado traspasado de la lanza nos sensibiliza ante la voluntad salvífica de Dios. Nos hace capaces de confiar en su amor salvífico y misericordioso y al mismo tiempo nos refuerza en el deseo de participar en su obra de salvación, convirtiéndonos en sus instrumentos. Los dones recibidos del costado abierto, del que han salido «sangre y agua» (Cf. Juan 19, 34), hacen que nuestra vida se convierta también para los demás en manantial del que manan «ríos de agua viva» (Juan 7, 38) (Cf. encíclica «Deus caritas est», 7). La experiencia del amor surgida del culto del costado traspasado del Redentor nos tutela ante el riesgo de replegarnos en nosotros mismos y nos hace más disponibles a una vida para los demás. «En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Juan 3, 16) (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 38).
La respuesta al mandamiento del amor se hace posible sólo con la experiencia que este amor ya nos ha sido dado antes por Dios (Cf. encíclica «Deus caritas est», 14). El culto del amor que se hace visible en el misterio de la Cruz, representado en toda celebración eucarística, constituye por tanto el fundamento para que podamos convertirnos en personas capaces de amar y entregarse (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 69), convirtiéndonos en instrumentos en las manos de Cristo: sólo así podemos ser heraldos creíbles de su amor. Esta apertura a la voluntad de Dios, sin embargo, debe renovarse en todo momento: «El amor nunca se da por "concluido" y completado» (Cf. encíclica «Deus caritas est», 17). La contemplación del «costado traspasado por la lanza», en la que resplandece el voluntad sin confines de salvación por parte de Dios, no puede ser considerada por tanto como una forma pasajera de culto o de devoción: la adoración del amor de Dios, que ha encontrado en el símbolo del «corazón traspasado» su expresión histórico-devocional, sigue siendo imprescindible para una relación viva con Dios (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 62).
Con el deseo de que la quincuagésimo aniversario sirva para estimular en tantos corazones una respuesta cada vez más fervorosa al amor del Corazón de Cristo, le imparto a usted, reverendísimo padre, y a todos los religiosos de la Compañía de Jesús, siempre sumamente activos en la promoción de esta devoción fundamental, una especial bendición apostólica. Vaticano, 15 de mayo de 2006 BENEDICTUS PP. XVI

sábado, 21 de noviembre de 2009

Ecclesia de Eucharistia. Juan Pablo II

58. En la Eucaristía, la Iglesia se une plenamente a Cristo y a su sacrificio, haciendo suyo el espíritu de María. Es una verdad que se puede profundizar releyendo el Magnificat en perspectiva eucarística. La Eucaristía, en efecto, como el canto de María, es ante todo alabanza y acción de gracias. Cuando María exclama « mi alma engrandece al Señor, mi espíritu exulta en Dios, mi Salvador », lleva a Jesús en su seno. Alaba al Padre « por » Jesús, pero también lo alaba « en » Jesús y « con » Jesús. Esto es precisamente la verdadera « actitud eucarística ».

conociendo a santa Rafaela



viernes, 20 de noviembre de 2009

El dinamismo de la gracia. José María Castillo.

En los escritos del Nuevo Testamento, la gracia es el favor, la benevolencia, el cariño de Dios. Este favor y este cariño está por encima de nuestros comportamientos. De manera que lo que salva al hombre no es su conducta, sino la gracia de Dios. Por eso el creyente no debe concentrar sus esfuerzos en la propia conducta, que le proporciona satisfacción y orgullo, sino en el amor que se abre al servicio de los demás. Esta actitud debe ser tan radical que ha de llevar al cristiano a romper con el mundo, es decir con el orden establecido, siendo un inconformista frente al sistema. De esta manera, la gracia nos hace soportar las persecuciones y sufrimientos, como afirma la primera carta de Pedro (2, 11; 5, 10). Por otra parte, la misma gracia nos lleva a la solidaridad con los débiles. Es decir, la gracia es una experiencia que crea comunidad y cuyo dinamismo es esencialmente comunitario.José María Castillo
Fuente:
 http://www.mercaba.org/Fichas/GRACIA/631-10.htm

jueves, 19 de noviembre de 2009

Pobreza en el mundo

cepal

Pobreza en el mundo aumentará en nueve millones de personas
Los pobres en la región aumentaron a 189 millones, mientras los indigentes crecieron hasta 76 millones como consecuencia de la crisis económica, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La crisis se reflejará también en la contracción que tendrán en su conjunto los países latinoamericanos y caribeños, que CEPAL estima preliminarmente fluctuará entre -1.5% y -1.8%. Y agregó que para el 2010 las tasas de crecimiento serán "modestas".
La secuela de la crisis implicó alterar el ritmo de reducción de la pobreza que se venía registrando en la región desde comienzos de la década. En relación al año anterior la pobreza aumentó 1,1%, en 9 millones, y la indigencia en 0,8%, en 5 millones. Eso significa que el 47,8% de la población latinoamericana y caribeña vive en condiciones de pobreza o indigencia.
"Este aumento de la pobreza nos obliga a actuar: debemos replantear los programas de protección social, con una visión estratégica de largo plazo y medidas que sepan aprovechar el capital humano y resguarden el ingreso de las familias y grupos vulnerables", dijo la mexicana Alicia Bárcena, la secretaria ejecutiva del organismo económico de Naciones Unidas con sede en esta capital.
Bárcena agregó que si bien los efectos han sido esta vez menos profundos que en anteriores crisis, se requiere de medidas para atacar el flagelo de la pobreza. "Hay espacio para una política más activa, pero hay países con semáforo en rojo y otros en amarillo por el deterioro del tejido social", afirmó.
La pobreza regional tiene cara de niño y de mujer. Según el estudio de CEPAL, los niños y las mujeres son los más afectados por la crisis. En menores de 15 años la pobreza ha golpeado 1,7 veces más que en adultos, mientras que en las mujeres es 1,15 veces superior. El análisis de CEPAL consigna que a diferencia de las crisis anteriores, la actual no produjo colapsos fiscales ni financieros, ni tampoco incidió en procesos inflacionarios. Bárcena señaló que México, a donde se expandió más rápidamente la crisis por su dependencia de la economía estadounidense, junto con Centroamérica, muestran las peores caras del aumento de la pobreza. Y entre los países centroamericanos el más complicado, según CEPAL, es Honduras.
Los pobres en México alcanzarán a los 37 millones y los indigentes a 12 millones. Ese país, además, liderará este año la mayor caída del Producto Interno Bruto, que se estima ascenderá al 7%.
Destacó que México, sin embargo, ha respondido a la crisis con un fuerte apoyo a los sectores más pobres y su inversión en el gasto social asciende a 800 dólares per cápita. Pero su recuperación en el 2010 dependerá de la velocidad con que Estados Unidos saldrá de la crisis.
Bárcena aseguró que para no perpetuar el círculo de la pobreza "urge aplicar políticas de largo plazo dirigidas a los niños y jóvenes, quienes son los futuros motores productivos de la sociedad, y facilitar la inserción laboral de las mujeres".
Entre las medidas sugeridas por el organismo se encuentran las destinadas a expandir la cobertura y calidad de las prestaciones asistenciales, mejorar los ingresos de los adultos mayores, aumentar los seguros de desempleo, aumentar la cobertura de la educación preescolar, incentivos estatales para un mayor y mejor empleo de las mujeres.
"Con prudencia fiscal no hay que descuidar a los más vulnerables", afirmó Bárcena.
AP
El País Digital

Ecclesia de Eucharistia. Juan Pablo II

53. Si queremos descubrir en toda su riqueza la relación íntima que une Iglesia y Eucaristía, no podemos olvidar a María, Madre y modelo de la Iglesia. En la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, presentando a la Santísima Virgen como Maestra en la contemplación del rostro de Cristo, he incluido entre los misterios de la luz también la institución de la Eucaristía. Efectivamente, María puede guiarnos hacia este Santísimo Sacramento porque tiene una relación profunda con él.
A primera vista, el Evangelio no habla de este tema. En el relato de la institución, la tarde del Jueves Santo, no se menciona a María. Se sabe, sin embargo, que estaba junto con los Apóstoles, « concordes en la oración » (cf. Hch 1, 14), en la primera comunidad reunida después de la Ascensión en espera de Pentecostés. Esta presencia suya no pudo faltar ciertamente en las celebraciones eucarísticas de los fieles de la primera generación cristiana, asiduos « en la fracción del pan » (Hch 2, 42).
Pero, más allá de su participación en el Banquete eucarístico, la relación de María con la Eucaristía se puede delinear indirectamente a partir de su actitud interior. María es mujer « eucarística » con toda su vida. La Iglesia, tomando a María como modelo, ha de imitarla también en su relación con este santísimo Misterio.

domingo, 15 de noviembre de 2009


Reparar es confiar en Jesús.
Reparar es perdonar y seguir perdonando.
Reparar es vencer el mal a fuerza de bien.
Reparar es amar la verdad.

Conferencia: Anselm Grüm. 2006-BA(parte VI)

Y la quinta área son justamente las relaciones. Relaciones quiere decir que con todo me adapto y me manejo con todo, pero si una persona no se maneja con nada, si no puede ingresar en comunión en conjunto esto también es una señal. En la casa de recogimiento, en donde trabajo hace 16 años, también aparecen sacerdotes que tienen un conflicto con la comunidad, dirigen esa comunidad, o con quienes dirigen esa comunidad. Un hombre o una mujer cuenta algo entonces uno primero piensa que el dirigente realmente es caótico, que está obsesionado con el poder, el sacerdote realmente se esforzó mucho, pero en una situación muy difícil ¿cómo encontrar una solución? Esta es la impresión que uno se lleva de esta reunión o charla y se lo di a trabajar durante una semana en el equipo de cocina, se habla mucho, todos se enojan con esta persona, y nos damos cuenta que probablemente se deba a el también un poco, que los conflictos se generen por la forma en que el trata a las personas, como se maneja con las mujeres. Esto del convivir, del estar juntos, muestra claramente como está el alma de esa persona. Un hermano hablaba siempre del gusto de Jesús. Se puede reconocer el gusto a Jesús en el acompañamiento, y este gusto no se reconoce únicamente en las palabras devotas sino en lo que se irradia de la persona. Si alguien está con gusto con esa persona, si hay algo agregado, si hay algo que sojuzga a los demás, que es amargo en el otro, a esto lo experimento muchas veces en las relaciones, no tiene que ser en el matrimonio o en la amistad sino en relaciones de trabajo por ejemplo. Hay algunos que sienten que de su jefe siempre aparece algo que evalúa al otro, siempre se siente evaluado por el jefe y uno no puede hablar con el jefe en forma normal, siempre hay un reproche, yo hago tanto por ustedes y ustedes no hacen nada a cambio, no hace nada por mi. ¿Qué irradio? Aparece el reproche, evalúo al otro, juzgo al otro o irradio otra cosa. Puedo hablar tanto de amor al prójimo. El amor al prójimo no es algo que debo proclamar sino que debo hacer, mostrar, y se muestra mucho en lo que yo irradio, algo que humilla al otro o hay personas que ingresan a un espacio e irradian un clima frío, otros lo que irradian es “ustedes no saben nada, yo soy el único que sabe todo”. Eso es una postura. ¿Qué es lo que irradian las personas? Es algo que se nota y puede ser algo desagradable, y el estar en conjunto es un muy buen test de la vida espiritual. Dios me habla a mí en este estar con otros.

Estas eran las cinco áreas a las que quería referirme y resumir ahora algunos pensamientos.

¿Qué significa la espiritualidad para mí? Significa que todo lo que tengo en mi interior, también mi vida muy concreta, mi trabajo, mis relaciones, lo cotidiano, que a esto lo llevo ante Dios, que lo vea, que lo analice a la luz de Dios y diga la luz de Dios está ahí, el espíritu de Jesús ingresó a todas las áreas de mi vida, en lo inconciente, en mis sueños, en mis sentimientos, en mis pensamientos, en mi cuerpo, en mi trabajo, en mis relaciones, o solo tengo una imagen exterior de la espiritualidad pero que no transforma al hombre realmente. La transformación es por supuesto un elevado ideal, que seamos permeables a Cristo. Esta probablemente sea la meta de nuestra vida espiritual y lo notamos en las personas, es decir, si pone a su ego en primer término o es más permeable a otra cosa y se deja en manos de Cristo, este es el objetivo de nuestra vida espiritual. Pero para eso tenemos que analizar todas las áreas y aquí nos encontramos otra vez con la humildad. Para mí la psicología cumple la función que lo teológico sea reducido, no es que lo teológico esté reduciendo todo a lo psicológico, en la casa de recogimiento tengo el acompañamiento terapéutico y psicológico y hablamos todas las semanas en el equipo sobre los diferentes aspectos de las diferentes personas que se alojan en esta casa de ejercicios. La persona tiene que poner todo en su relación con Dios, no es que lo psicológico y lo espiritual estén separados sino que es algo que debe confluir. Todo lo que está en mi interior, mi cuerpo, mis emociones, mis pasiones, mis necesidades, mis impulsos, mi vitalidad, mis relaciones, que mire todo esto y que a todo ello lo relacione con Dios y deje que sea entonces penetrado por el Espíritu Divino. El objetivo es que nos vayamos transformando cada vez más en aquello en el ser único, en el hombre único al cuál Dios nos ha llamado, la palabra única que ha pronunciado Dios en nosotros, es decir, que nos liberemos de algunas imágenes ideales. Hay algunas imágenes ideales que nos ponen en contacto con nuestros propios potenciales. Si leo las historias de los santos y estoy fascinado con ellos, o leo la Biblia y estoy fascinado por esta lectura, entonces esto me pone en contacto, me llega y digo que en Jesús hay un anhelo que siento que puede vivir en mí, siento que es mi vida. Pero también hay otros en los cuáles tengo una imagen ideal exterior y digo que tengo que copiar al otro, y en esos caso suelo huir de mi propia realidad. Es decir, yo tengo que representar mi manera espiritual de Jesús, tengo que respetar la de otros pero la tengo que vivir a mi manera, en ese caso la espiritualidad también tiene una tarea moldeadora, formadora. Es un gozo personal, privado, es decir que si yo entierro en este mundo mi propia huella de vida entonces estoy realizando una transformación. Hay mucha gente que dice que no podemos modificar nada porque los poderes son los que determinan el mundo, que cada uno de nosotros no es importante. Al contrario, cada uno de nosotros es personal, tiene una cara, un rostro, irradia algo. ¿Qué huella es la que quiero enterrar?, ¿Cuál es mi huella que no debo enterrar? ¿Cuál es mi rastro en la vida? Eso tiene que ver con mis heridas, con mi historia. Al mirar mi vida transformarla. Pero si yo entierro, sepulto mi propio rastro de vida, entonces encontraré algo cálido ahí.

Una imagen de los primeros monjes, ellos estaban convencidos que cuando iban al desierto, el desierto es el lugar de los demonios y donde está la mayor tiniebla, y dejan que esto aclare un poco y dejen entrar a Cristo en su corazón, entonces el mundo será más claro para ellos. Eso es una imagen. Uno de los monjes mayores decía que si vas al desierto y te haces monje entonces no te imagines que serás algo mejor o que eres algo mejor, sino imagínate que eres un perro que muerde, que está atado a una correa para que no muerda a otros. Vida espiritual quiere decir que si soy un perro que muerde entonces yo me ato a la correa para no dañar a los demás, al medio ambiente, al entorno, es decir que protejo a los otros de mis agresiones y de mi negatividad. Si yo me transformo, entonces de mi parte algo también.

La espiritualidad quiere también transformar a este mundo no por grandes acciones o campañas que tienen también este mandato en lo social, en lo político, iniciar proyectos en estas áreas, pero cada uno de nosotros tiene la misión de dejar sepultado, de dejar marcado su rastro, su señal. Dios a través de mí también quiere expresar algo en este mundo, entonces a través de su vida, este mundo será más cálido, más humano y más claro. Creo que este es el objetivo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

conociendo a santa Rafaela


"No hay vida más santa que
aquella que nos hace más semejantes
 a Cristo y a su Santísima Madre"

Santa Rafaela María.





BODAS DE CANÁ
"HAGAN TODO LO QUE ÉL LES DIGA".

Conferencia: Anselm Grüm. 2006-BA(parte V)

La cuarta área es el trabajo. Se habla que debemos orar y trabajar lo suficiente. En San Benito lo vemos. El trabajo es una forma de testear si nuestra vida espiritual está bien o no. Benito testea a los monjes jóvenes en cuánto a si buscan realmente a Dios. El maestro debe reconocer si buscan a Dios realmente y lo hace con tres criterios: si tienen la edad suficiente para el oficio, si están dispuestos a entrar en comunión, y si están dispuestos a exigirse en el trabajo. Es decir que son los tres criterios de la sanidad psicológica de relación emocional, de relaciones y su desempeño. Para San Benito es una señal de la sana espiritualidad el que el trabajo fluya, y si a alguien realmente le sale todo mal no es porque es un inútil, esto demuestra de todas maneras que en su alma hay algo torcido, algo que no funciona bien. San Benito le dice al mayordomo que no debe ser lento. Hoy en la espiritualidad existen los nuevos inventos de la lentitud, que uno debe avanzar en forma lenta, si, esto está bien, pero en el trabajo se requiere que fluya, que todo salga. Una mujer me contó que quería trabajar pero todo funcionaba muy lentamente y en la charla se mencionó que esto no ocurría porque fuera perezosa sino porque necesitaba mucha energía para su propia alma, porque tenía miedo permanentemente de lo que otros podían pensar de ella y pudiesen reconocer en ella lo que pensaba. La forma en que trabajamos es muy importante y se muestra allí si estoy dispuesto a entregarme a Dios o no. Hay muchos hombres jóvenes que quieren ingresar al monasterio, entran dos o tres todos los años, pero muchas veces tenemos unas veinte solicitudes, algunos quieren ingresar al monasterio simplemente para estar como en un letargo. Es importante ver como trabajan, si trabajan por ejemplo en el jardín es un criterio este de evaluarlos, porque si viven soñando no funciona su vida espiritual. Para San Benito el trabajo es una señal. Si por ejemplo circulo alrededor mío en forma narcisita o si en la oración me refiero a Dios esto significa que en mi trabajo puedo ver a las personas y que no voy a girar en torno a mi en forma egocéntrica sino que estoy realmente libre, de liberarme de mi y ver a los otros. Ese es un criterio importante para la vida espiritual. Si en los monasterios se convive permanentemente entonces uno justamente logra conocer al otro muy bien en cuánto al trabajo. Por ejemplo en nuestra casa de recogimiento quedan tres meses, los monjes allí tienen que hacer incluso el trabajo de cocina, son personas que tienen que hacer la preparación de la comida, el servirla y lavar después. En este trabajo se experimenta mucho más sobre el alma que la charla individual. Hay personas que dominan todo el trabajo rápidamente, otros que hablan mucho pero que nunca hacen nada. Todas las semanas tenemos una reunión de dinámica de grupo sobre el equipo de cocina y realmente es muy terapéutico y aparece mucho sobre el alma de cada uno. En la charla con cada uno es bueno saber exponerse y puede hablar uno muy positivamente acerca de eso, pero en lo cotidiano es en donde se demuestra la realidad. Esto es importante, es una imagen importante. A esto también lo experimento en el acompañamiento espiritual, lo hice durante mucho tiempo en la juventud y lo he seguido haciendo con mucho gusto porque estaba muy agradecido con los jóvenes. En algunos también encontré una espiritualidad que era muy eufórica. Una joven de 19 años decía “yo al único que amo es a Jesús”. Entonces le pregunté ¿cómo es tu vida? ¿A qué hora te levantas? ¿Vas a la escuela? ¿Cuándo haces tus tareas?, y cuando hablaba en forma más concreta con ella sobre la vida, tanto más clara se veía que su devoción era una forma de huir de su caos en la vida, es decir, no manejaba su vida y entonces esto se derivó en una devoción eufórica, se imaginó una vida santa, pero no tenía su propia vida. Esto era un criterio importante, es decir, la espiritualidad tiene que transformar la vida, pero si la vida es caótica esto es una señal que en mi interior también hay caos y que yo me estoy refugiando en algo que no conduce a la vida sino que pasa de largo por la vida.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Conferencia: Anselm Grüm. 2006-BA(parte IV)


La tercera área en la cuál Dios habla con nosotros es el propio cuerpo. Muchos dicen “yo creo en Dios, confío en el”, pero viven contradiciéndose, por ejemplo suben los hombros, se mantienen tensos, se manifiestan intranquilos. El cuerpo expresa si creo o no. Durcan decía que la respiración, por ejemplo, el expirar, inspirar, que es el punto de largar la respiración, ese punto entre ambos, en donde no hay nada es el punto entre la vida y la muerte es en donde si yo me aferro y quiero controlar todo o si yo me entrego a Dios, o mantener todo en mis manos o entregar todo a Dios. Nuestro cuerpo, si estoy tenso, acalambrado, es una indicación de que debo mirar a Dios. Veo gente religiosa que vive ignorando su cuerpo y muchas veces el cuerpo se revela, pronto duele la espalda. Acompañé una vez a una hermana que tenía unos dolores terribles, era enfermera y decía que el lunes tenía que ir al médico necesariamente, pero el lunes a la mañana fue al grupo terapéutico y por primera vez pudo expresar toda su ira y eliminó los dolores de espalda. A veces son una expresión de sentimientos que no se admiten. Todos los sentimientos que no se admiten, que no se permiten, se van descargando como si fuese un basural en la espalda, se acumulan allí. Un hombre que le dolía la espalda decía que todas aquellas lágrimas no derramadas lo endurecían por lo tanto era importante volcarse a esto, presentarle la espalda a Dios, eso es el camino espiritual. No significa tener que hacer más cosas ni aferrarme a más cosas, esto no ayuda. Significa humildad de aceptar que este es mi cuerpo, que me siento tenso y que puede ser así. A esto se lo entrego a Dios, a esto lo ofrezco, es algo que yo no quiero aceptar en mi interior.
Otro camino también son las enfermedades. Ayer me hicieron una consulta al respecto y quiero darles algunos pensamientos. A las enfermedades no debemos verlas desde lo externo, tomar algún medicamento y volverlas a manejar, ese es el peligro externo. El otro es que de pronto interpretemos, que busquemos las razones inmediatamente. Sigmund Freud lo llamó “La interpretación causal deductiva de la enfermedad”, es decir que la enfermedad siempre muestra algún origen. En el esoterismo dicen “tu te infringes la propia enfermedad”, esto es algo muy hiriente porque entonces el enfermo siempre es culpable de lo que sucede, y esto no es correcto. Una psicóloga estadounidense escribió un libro al respecto. Su esposa, cuatro semanas después de casarse tuvo un cáncer de pecho, ambos eran psicólogos en el matrimonio, y todos le decían que eso era porque ella reprimía el enojo, la ira. Y ella escribe que siempre que alguien se hace una teoría sobre una enfermedad esto es una señal de que me quiere mantener alejado del cuerpo, es decir no quiere confrontar con uno mismo, admitirme a mí con la enfermedad. Joung presenta otra imagen que es esta interpretación final: ¿qué es lo que quiere decirme la enfermedad?, y la enfermedad por cierto tiene algo que decir. La enfermedad es a -causal, no es necesario buscarle orígenes de culpa, es decir no tiene causalidad. Acompañé a una hermana que siempre tenía ataques de tos fuerte, se iba al médico y el médico la medicaba y le decía yo no puedo ayudarle más, esto tiene un origen psicológico. En alemán nosotros decimos que hay una imagen de agresión cuando toso, algo así como que te toso en la cara, descargo, es un poco desagradable. Esta hermana me contó que tenía cinco hermanos y siempre tenía la impresión es que sus hermanos vivían y que ella no tenía nada que decir en la familia y que la misma experiencia había hecho en la comunidad de hermanas, que todos los otros determinaban su vida y ella no tenía nada que decir al respecto ni se admitía su opinión. Le dije que no era tan importante que desapareciera tu tos, quizás necesite todavía durante mucho tiempo su tos como un recordatorio de que quieres seguir viviendo y no quieres vivir tapada. Un año después me volvió a ver, le pregunté como le iba con la tos y me contestó que en realidad había desaparecido, pero cuando en una conversación no decía lo que sentía sino lo que el otro esperaba de ella entonces reaparece la tos. Maravilloso. La tos te recuerda una y otra vez que debes ser auténtica y que digas lo que vos sentís y no lo que los otros esperan de ti. En este sentido tenemos que oír nuestro cuerpo, oír nuestras enfermedades para que podamos sentir. Me vino a ver una mujer joven y me preguntó ¿es aquél un quebrantamiento de los tendones con un origen espiritual? ¿Por qué es esto? ¿Qué pasa? A ver, contame un poco más. Y me contó esta persona que tenía un novio, este noviazgo se había roto, jugaba al voley y esguinzó y no se puede decir que esa ruptura del noviazgo fue la culpable de su esguince, pero que lo exterior y lo interior ocurriera simultáneamente, esto es lo que es la sincronización, que ocurra al mismo tiempo ¿qué quiere decirme Dios con la enfermedad? ¿Cuál es el desafío? ¿Qué puedo aprender al especto? Es decir, manejarse en forma amigable con la enfermedad, no como con un enemigo, no puedo decir “no debe ocurrir. La tercera área es oír al propio cuerpo, esto también forma parte de la humildad, oír que ocurre. Nadie de nosotros es lo suficientemente honesto. Yo también pensé que estaba en armonía conmigo y con mi cuerpo, igual me enfermé y tuve que comprobar que todavía no estoy en tanta armonía, estoy restringido, limitado, y tengo que analizarlo en detalle.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Conferencia: Anselm Grüm. 2006-BA(parte III)


El segundo ámbito en el que habla Dios con nosotros son los sueños. Los primeros monjes y la Biblia hablan mucho de los sueños. Hay un libro de un obispo que habla de los sueños y que dice que quien quiere ser acompañante espiritual tiene que conocer el lenguaje del alma, y el lenguaje del alma son los sueños. Joung dice que los sueños son el lenguaje olvidado de Dios. Dios habla en los sueños, pero no sólo en los sueños religiosos devotos sino los sueños cotidianos y normales y es importante escuchar los sueños.



Los sueños para mí tienen cuatro significados:


• El primer significado es que los sueños me dicen dónde estoy parado, cuál es mi problema. Pienso por ejemplo que estoy en paz conmigo y de pronto sueño de un caos interior que todo está trastocado y entonces yo debo ser lo suficientemente humilde como para decir ese también soy yo, yo no tengo todo ordenado, yo también soy caos. O a veces me caigo en el sueño, y entonces todavía no he encontrado el fondo, el piso sobre el cuál estoy parado, quizás todavía tengo sueños excesivos y tengo que caer para encontrarme.


• El segundo significado de los sueños es que me indican pasos para mi vida espiritual. A menudo me encuentro con gente que planifica su vida espiritual pero el sueño muchas veces habla de algo totalmente diferente. Un ejemplo, he acompañado a una hermana, le pregunté que quería hacer con los ejercicios que estaba preparando y entonces dijo que en la comunidad en la que ella estaba había muchos problemas y tenía que ver que es lo que estaba pasando, porque siempre es más fácil hablar de los demás que de uno mismo, pero a la noche tuvo un sueño. Ella era maestra jardinera, vuelve del colegio hacia el monasterio y de pronto viene una serpiente y le pone una cabeza en la cadera. Cuando me contó su sueño entonces tuve que sonreir y le dije entonces tú creías que era de la comunidad el problema, pero el sueño te dice otra cosa, no puedes llegar al convento sin reconciliarte con esta serpiente. La serpiente puede ser muchas cosas, vitalidad, sexualidad, etc. De todas formas tú tienes que reconciliarte con esa actividad, con esa sexualidad, porque de lo contrario no puedes ingresar al convento. Durante los ejercicios tuvo unos cuántos sueños, y unos días más tarde me dijo que había soñado que su madre le había carcomido el hombro derecho, que quedaba a la vista el hueso. Le pregunté cuál era la relación con su madre y me dijo “yo tengo buena relación con mi madre, me entiendo muy bien con ella”, bueno, muy bien le dije yo, pero no se si te está carcomiendo algo debe pasar, pero no interpreté nada porque creo que todos tienen que interpretar los sueños por sí mismo. Dos semanas más tarde, cuando ya había vuelto a la casa me escribió una carta y me dijo que había seguido pensando sobre ese sueño y había analizado más profundamente la relación con la madre y ha notado que se entiende muy bien con su madre cuando tienen la misma opinión, pero cuando se da vuelta, cuando tiene su propia opinión entonces hay problemas y entonces la va carcomiendo y creo que el sueño le mostró exactamente que tiene que analizar con más claridad la relación con la madre, que tiene que tener el valor de seguir su propio camino. Eso también es para mí importante y tiene relación con el sueño, el sueño me dice que pasos tengo que seguir en la vida.
El tercer significado es “la feliz nueva”. Yo he acompañado a una persona depresiva que una vez soñó de una luz interior y por primera vez después de ese sueño se había sentido bien. Eso es una buena imagen, es decir que, a pesar de la depresión, en lo más profundo hay luz, hay una intuición de cómo puede seguir. Este sueño no necesita mucha interpretación, simplemente es muy importante que yo recuerde una y otra vez que en mi íntimo ser ya hay luz. Es por ejemplo el sueño acerca de un niño. Por ejemplo si sueño que tengo un niño en brazos entonces significa que algo nuevo está creciendo porque el niño simboliza la imagen verdadera que Dios se hizo de mí, pero a veces el sueño también significa que yo no estoy tratando cuidadosamente al niño. Una mujer me contó que en el sueño, por ejemplo, iba llevando un cochecito y que de pronto mandó a ese cochecito al sótano y a la noche de pronto recordó que dejó al niño con el cochecito en el sótano. Eso es un recuerdo, es una advertencia, hay algo nuevo que nace dentro de mí pero yo trato de desplazarlo, lo mando al sótano. Un año más tarde, la misma mujer me cuenta otra situación, que tiene los chicos en brazos, que juega con ellos. Creo que ahí ya hay una transformación, creo que es importante mirar esos sueños desde ese aspecto. Y quisiera recoger otra imagen más. Algunos tiene miedo de las pesadillas, donde despiertan aterrados, donde por ejemplo se sienten perseguidos en la pesadilla, alguien los quiere matar, pero la pesadilla no es un sueño malo, la pesadilla solamente dice que tengo que mirar con más profundidad y cuando algo me persigue, entonces eso indica siempre algo en sombra, algo que no he aceptado todavía, pero también eso tiene algo positivo. Una estudiante de música por ejemplo, soñó que estaba en la cocina y que de pronto viene un joven, se acerca a ella con un cuchillo en la mano, quiere apuñalarla pero en el sueño ella puede volar y ella empieza a volar pero no llega lo suficientemente alto y el hombre la alcanza a agarrar por el tobillo. En ese mismo momento se despierta. Yo le dije: no puedo decir exactamente que significa ese sueño pero lo que me persigue es algo que yo necesito en la vida, algo que me podría ayudar. En la sombra hay algo que me puede ayudar y le di la tarea de seguir soñando este sueño. Joung desarrolló este método de la activación conciente donde yo vuelvo a soñar el sueño y lo sigo desarrollando y lo ha hecho esta mujer, y en este sueño el hombre finalmente le dio el cuchillo a ella y de pronto ella sabía lo que eso significaba, porque el cuchillo significa cortar algo y de pronto supo que tenía que fijar límites, ella estaba sumamente presionada, quería tocar cada vez más perfecto el piano y tenía que cortar ahí, y creo que eso también es muy importante. A veces planificamos nuestra vida espiritual desde lo ideal y el sueño nos dice: “esta es tu tarea, esta es tu humildad, este es tu tema y tu vida espiritual, tu vida hacia el camino de Dios consiste en mirar el sueño”.




• El último significado es el significado religioso. Los sueños luminosos, aquellos sueños que fortalecen la fe, por ejemplo sobre viejas iglesias, sobre criptas, o de otra manera en el que en el sueño tengo parado al lado mío a Jesús, cerca de María. Una mujer muy contundente, clara, que no tenía relaciones muy profundas me contó que vio a María delante de ella. Entonces es un sueño santo. La fe no es solamente lo racional, es decir, yo debo creer, sino que los sueños me ayudan, y en lo profundo sé que eso es realidad, que es verdad, es certeza de que Dios está ahí, que Jesús está al lado mío, que María es una acompañante para mí. Joung dice que en el sueño no hay ateos. En el sueño todos tienen imágenes religiosas, los triángulos, las esferas, todas estas son figuras religiosas, y para mí son una ayuda importante. Para mí que nuestra fe no sólo debe comprenderse desde lo racional sino que en lo profundo es una certeza de que si Dios está ahí con el sueño nos mostramos también abiertos al mundo divino y debemos estar agradecidos. Es algo que no podemos forzar. Muchas veces los sueños religiosos son aquellos sueños en donde oímos una palabra que de pronto resuena en el espacio, no sabemos de donde viene, es una manera de indicar, de guiar un camino. Una mujer que hacía quince años había salido, renunciado a la iglesia, sueña de pronto que tiene que leer el libro del Éxodo. Se lo conté, Éxodo es esto de salir del cautiverio de la vida de la que ella se sentía cautiva, prisionera y el sueño era el comienzo de una transformación interior. Es decir, ella en realidad se mudó, se fue de su vida superficial y volvió a la fe y reingresó a la iglesia. Estos tipos de sueños existen también y debemos estar agradecidos de tenerlos. O soñamos con los fallecidos. Los sueños sobre los fallecidos a veces son una ayuda para poder trabajar el duelo. Si soñamos sobre el padre o la madre que han fallecido hace años siempre es un feliz mensaje, una buena nueva, es una demostración de que el padre haya vivido, que la madre haya vivido es importante para mí. A veces no hace nada el muerto, una sonrisa es una muestra de comprensión, a veces una palabra es una guía importante. Una palabra para aquellos que sienten temor o tienen ideas extrañas. Una mujer me contó que sueña acerca del padre, que le iba muy mal, el padre ya había fallecido, entonces de pronto opinó esta mujer que entonces su padre no había llegado al cielo, que quizás como espíritu todavía no había llegado al más allá, entonces, si al padre le va mal, si está herido en el sueño quiere decir que su relación no está bien todavía, es decir que el sueño le demuestra que tiene que poner en orden la relación. No es que su padre esté a la deriva sino que tiene que analizar la relación. Son sueños, hay mucho por decir respecto de los sueños

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Conferencia: Anselm Grüm. 2006-BA(parte II)


Antes de desplegar esta espiritualidad quisiera relatar una breve historia monacal del siglo IV. Una persona llegó a un conocido padre y quería hablar con el sobre la experiencia espiritual, el cielo. El monje no le da ninguna respuesta, y entonces el otro monje se aparta del discípulo de Pimen, está muy enojado y le pregunta ¿por qué no ha respondido? Y entonces Pimen le dice: “este padre es del cielo pero Pimen vive en la tierra. Si hubiese hablado acerca de las pasiones humanas entonces yo habría hablado”. Entonces el discípulo le sigue al visitante y le pide regresar, y entonces sí hay un diálogo sobre las pasiones humanas y de pronto sí están hablando acerca de Dios y el diálogo se vuelve verdaderamente importante. Para mí esto es un símbolo de la espiritualidad desde abajo. Eso no significa que yo rechace la espiritualidad desde arriba porque nosotros necesitamos ejemplos, modelos, es importante que uno se encamine hacia lo más alto, y nosotros necesitamos la Biblia que nos saque de lo cotidiano, pero también siempre necesitamos el polo opuesto, la propia realidad, de lo contrario, y a eso lo veo en muchos acompañamientos espirituales que la gente tiene buenas intenciones pero finalmente están sobre exigidos, finalmente están desesperados porque ven que siguen moviéndose dentro de sus viejos problemas y no pueden avanzar.



El objetivo de esta espiritualidad es uno típicamente cristiano, es la transformación, la metamorfosis, un tema central en la Biblia. Dios transforma al hombre y eso se ve también en Jesús. Jesús brilla en su cara, todo su ser brilla. El objetivo de la espiritualidad es que todos sean transformados en la imagen única y singular que Dios se ha hecho de ellas. Romano Guardini, un teólogo muy conocido, dijo alguna vez: “Dios habla sobre cada persona una palabra original que solamente vale para esta persona y toda nuestra tarea es encontrar y transmitir esta palabra que sólo está indicada para una persona. Bíblicamente esta es la palabra de profeta. Profeta no es solamente el que predice sino aquel que de una forma singular puede señalar algo acerca de Dios que sólo el puede expresar. Pero para comprender qué es lo que quiere Dios que yo exprese de el y lo reconozca, tengo que escuchar la voz de Dios en mi vida y eso es lo que yo ahora quiero pasar a desarrollar.
El primer ámbito al que debemos prestar atención son entonces nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Los monjes han escrito mucho de los pensamientos, de los sentimientos. Hablé ayer de este tema y no quiero volver sobre lo mismo hoy sino simplemente relatar algunos ejemplos. Muchas veces veo a cristianos que, como cristianos, creen que no pueden tener miedo, que deben tener siempre confianza, pero eso no les ayuda porque el miedo sigue presente, y entonces intentan pedirle a Dios que los libere del miedo, pero ellos no miran al miedo, utilizan a Dios como si fuese un mago que mágicamente los libere del miedo, pero eso no ayuda. Para mí, una ley fundamental de la espiritualidad es que si por la fuerza lucho contra algo, me va a perseguir siempre, en ese caso siempre me voy a ver confrontado con mi miedo. Espiritualidad desde abajo quiere decir que desciendo hasta mi miedo, que lo permito, que el miedo puede estar, si no tuviese miedo entonces carecería de medida, sería desmedido, pero obviamente también hay miedos que me paralizan, y en ese caso es necesario admitir el miedo, hablar con Dios acerca de ese miedo y entonces el miedo me puede llevar a Dios, descendiendo al miedo me lleva a Dios. ¿Cómo puede ser eso? Una persona, por ejemplo, tiene miedo del grupo, miedo de equivocarse, de cometer un error. Yo acompañé a una hermana que tenía miedo de trabarse en la lectura y que si se trababa en la lectura sus compañeras la iban a considerar de loca. No tiene sentido decir que ese miedo es irracional sino aceptar ese miedo y entonces preguntar ¿cómo me defino yo?, ¿me defino a partir del juicio de mis hermanos o me defino a partir de Dios? Es decir que el diálogo acerca del miedo me lleva a Dios. Algunas otras personas tienen miedo de la enfermedad, de que puedan enfermarse de cáncer. Yo no puedo sacar ese miedo, pero si hablo de ese miedo y logro decir sí, me puedo enfermar, entonces puedo preguntar ¿a qué apuesto?, ¿solamente valgo algo si soy sano?, entonces yo me voy a entregar con todo mi ser a Dios y así el miedo puede ser una invitación a confiar en Dios y no a confiar en mí mismo.
Y he acompañado a una mujer que a la edad de doce años tuvo un accidente, fue arrollada en bicicleta por un camión y vio como esas enormes ruedas pasaban al lado de ella, fue internada en un hospital, pero luego como joven superó bien ese accidente. Aprendió un oficio, trabajó como asistente social, pero a la edad de cuarenta años de pronto no podía salir de la casa, tenía miedo de cruzar la calle. Llegó entonces al Recolectia House, al hogar nuestro, y a pesar de que son caminos rurales y no hay tráfico alrededor del monasterio, tenía miedo de salir, y yo le pregunté por qué tenía miedo y ella me dijo que tenía miedo de caerse muerta. Obviamente uno puede decir que eso no tiene sentido, que es irracional, pero eso no le va a ayudar a la mujer si le digo así, sino que le dije: “sí, está bien, puede caerse muerta, permítase caer muerta porque es un recuerdo”. La pregunta sí me voy a morir pero voy a morir hacia Dios, es decir, hablando con el miedo me lleva a cosas esenciales. Otra respuesta puede ser “sí, puedo morir, pero en este momento que pienso, estoy vivo, por eso ahora quiero vivir concientemente”, agradecer lo que he podido vivir, entonces ese miedo ante la muerte es una posibilidad de recordar y de aceptar lo que la vida me da. Eso significa que el miedo no va a desaparecer pero va a ser una acompañante que me va a recordar siempre el camino hacia Dios, me va a guiar hacia Dios. En general solemos pensar que la muerte es desagradable, entonces tratamos de esquivarla pero lo que es desagradable también puede convertirse en nuestra compañía que nos lleve a Dios.
Otro ejemplo es la depresión. En Alemania la depresión se ha convertido en la segunda causa más frecuente que hace que la gente no pueda ir a trabajar. Es decir que es más frecuente que todas las demás enfermedades. Y esa depresión aumenta cada vez más y en los Estados Unidos es mucho peor aún. Entonces, la pregunta que se plantea es ¿cómo puedo manejar esto? Mucha gente no se anima a decir que tiene sentimientos depresivos, lo reprime y tiene miedo de ser depresivo y nuevamente tenemos que plantearnos qué quiere decirnos la depresión. Yo he acompañado a una hermana que hizo terapia, hizo acompañamiento espiritual y pensó que finalmente había manejado su depresión y se había liberado de ella. Pero luego otra hermana la llamó, la criticó un poco y súbitamente volvió a caer en el pozo de la depresión entonces se dijo “nada tuvo sentido, la terapia no tuvo sentido, simplemente yo soy depresiva”. En ese caso yo le dije: “¿tú crees que Dios te tiene que liberar de la depresión, y tu vida hacia Dios esquiva la depresión?, pero yo te digo que el camino a Dios pasa por la depresión, tienes que aceptar que sos sensible, que sos impotente frente a esa depresión, pero si admito la depresión entonces esa depresión me va a decir que la vida no es tan superficial, que hay una profundidad dentro mío y entonces voy a sentir también esa profundidad.
Daniel Hell, psiquiatra, dijo alguna vez que la depresión hoy es un grito de auxilio del alma frente a una excesiva movilidad, a excesivos cambios, a una excesiva sobre exigencia desde afuera y entonces en la depresión se expresa el anhelo de volver a sanarse. ¿Cómo puedo hacerlo? Puede hacer buenos rituales, puede hacer una vida cristiana, que y encuentre sostén en mí mismo y en Dios.


La espiritualidad desde abajo dice para mí no ser irascible contra mí mismo sino confiar en que Dios, a través de todo lo que me causa problema está hablando conmigo y que eso puede ser mi acompañante hacia Dios. Eso es para mí una devoción que me mantiene vivo. He visto a muchos cristianos que durante muchos años han luchado contra su depresión, su sensibilidad, y luego se muestran defraudados porque nada les ha ayudado y en ese caso muchas veces veo que ellos se apartan de la fe porque dicen que la fe tampoco les ha ayudado, pero ese es un abordaje equivocado. Yo tengo que realizar mi ideal de no tener miedo y que la gente me tiene que ayudar, y ese no es el camino, el camino es abordarlo de manera delicada y entonces todos estos sentimientos me van a ayudar a descender más profundamente a mí mismo. Este es el primer ámbito.

martes, 10 de noviembre de 2009

Conferencia: Anselm Grüm. 2006-BA(parte I)



Queridas hermanas, queridos hermanos, no quiero hablar acerca de una espiritualidad totalmente nueva sino acerca de la espiritualidad que a lo largo de los últimos cuarenta y dos años resultó ser importante para mí. Cuando era joven, y cuando cuarenta y dos años atrás ingresé al convento, al monasterio, me dejé guiar por elevados ideales, quería vivir concientemente en forma cristiana, quería borrar todos mis errores y sólo quería amar al prójimo y finalmente descubrí que estos ideales tan elevados me sobre exigían, que seguí encontrando otras cosas en mí, y en el noviciado ingresé a una crisis muy profunda cuando entré en contacto con mis propias emociones y comprendí entonces que así no podía seguir, y en el encuentro con los primeros monjes encontré otra espiritualidad, yo la llamo la espiritualidad desde abajo. Esto significa que Dios no está solo en la Biblia, no habla solamente a través de la Iglesia, tampoco a través de los ideales sino que está también en mí mismo, en mis pensamientos, en mis sentimientos, en mi cuerpo, en mis relaciones, en mi trabajo, y es acerca de esto que quiero decir algunos pensamientos.


En la regla de San Benito se habla de la humildad y el capítulo más largo está dedicado a la humildad. Cuando era un monje joven me parecía que ese no era un capítulo bueno, yo quería ser algo, no quería ser humilde pero a medida que avanzo en la edad me doy cuenta cuánto de sabiduría hay en este capítulo. Podríamos decir que la humildad es el arte de ascender a través de descender. Todos nosotros queremos ascender en la vida, queremos ascender en la carrera profesional pero también en la vida espiritual, para ascender a Dios y la paradoja cristiana es que ascendemos al descender. El terapeuta suizo Joung dijo en algún momento que el se sorprendía porque hay muchos teólogos que tienen problemas con la psicología porque la psicología en definitiva no quiere otra cosa que realizar esta paradoja cristiana y cita a Efesios 4,9 y dice que sólo asciende al cielo quien previamente descendió a la tierra, es decir que en la medida en que descendemos a la terrenalidad y a nuestra humanidad, ascendemos a Dios. Los griegos hablan del mito de Ícaro que estaba fascinado por el sol y quería ascender y cada vez que se acercaba volvía a caerse.